Mejores discos nacionales 2017

Lo más sencillo es compararlo por defecto con el Omega de Lagartija Nick y Enrique Morente, pero lo que Toundra y Niño de Elche han construido tiene entidad propia como para no mirarse en otros espejos. Arriesgado, abrumador, directo, emotivo.. La cantidad de adjetivos que surgen al escuchar la adaptación de “La marcha de 150 millones” de Enrique Falcón se queda corta para definir un álbum en el que la voz del cantaor se fusiona a la perfección hasta convertiste en un instrumento más de las características atmosferas asfixiantes del grupo madrileño.

Este nuevo disco es algo más que “Islamabad”, tema que lo dio a conocer y que nos dejó a todos con el culo torcido. En un álbum que 9 meses después de su publicación todavía no podemos definir si trata del amor o del desamor, ellos hacen lo que quieren y como quieren, han madurado y se nota, mantienen la curiosidad hacia nuevos estilos sin olvidarse de esos sonidos flamencos de sus últimos discos o del pop de sus inicios. Unas letras increíbles y un directo arrollador con el que han conseguido volver por la puerta grande..

Con esa complejidad oscura a la que nos tienen acostumbrados más compensada en este nuevo disco, la banda de Madrid no deja de lado su esencia; visceral, emotiva por momentos y con un Leo Mateos como siempre desgarrador en su manera de interpretar. Canciones que sobrepasan los cinco minutos capaces de variar del rock de “Jaula de oro” a reminiscencias de The Cure en “Úrsula hay nieve en casa”, con una cantidad de arreglos tan sumamente cuidados que te dan ganas de escuchar el disco una y otra vez.

El octavo disco de estudio del artista catalán es uno de esos discos que uno necesita ponerse en momentos de bajón-desilusión.. Entre letras que parecen caricaturas, una voz nada favorecedora o ritmos propios del teclado Casio que traían los reyes magos, Joel factura un disco soberbio, capaz de ofrecer sin que desentonen hits bailables como “Pisciburguer” o “Ojos de Conejo” y temas épicos como “Rosas en el mar”. POP en mayúsculas.

Que los murcianos Viva Suecia son el pelotazo nacional de los últimos dos años es algo difícilmente discutible. Con un segundo disco que supone la confirmación de todo lo bueno mostrado en su disco de debut, Otros principios fundamentales tiene como mayor virtud seguir sonando fresco gracias a unos primeros 20 minutos increíbles, donde las melodías de guitarras y la voz de Rafa Val se unen para demostrar que Viva Suecia no van a ser un éxito fugaz..

Tardor dan un salto sin red en este su tercer disco, que supone su consagración como banda referente de la escena valenciana. Con una mayor riqueza instrumental en la que destaca la presencia de los teclados como pegamento que todo lo une, la banda sigue entregando un pop rock guitarrero, pero con un toque maduro en el que se pueden observar matices de electrónica u orquestaciones más complejas.

A estas alturas de la película creemos que sobran los debates si Los Punsetes son un grupo serio o una broma.. Siguen demostrando que son una máquina de hacer hits que lo mismo se acercan al punk que al pop y en donde el trio “Mabuse”, “¡Viva!” y “Tu Puto Grupo” bien valen por sí solos el precio del disco.

El disco de debut de estos jóvenes catalanes es la muestra de que las letras combativas no solo vienen desde el rock o el punk. La perfecta unión de la guitarra de Marcel con una voz que parece surgir de mezclar todo lo bueno de Silvia Pérez Cruz con María del Mar Bonet alcanza registros impensables gracias a sutiles matices electrónicos que hacen del disco una pequeña joya, que contiene como gema deslumbrante la increíble “Tú que viene a rondarme”.

Todavía nos resulta sorprendente como una banda del nivel de Rufus T. Firefly, con dos discos notables como Ø y Nueve, no tienen un mayor reconocimiento. Quizás parte de culpa la tengan ellos al no entregar hits claros que se puedan cantar en festivales a grito pelado, pero un disco como este Magnolia, en el que la increíble voz de Víctor juega con esos altibajos de intensidad o unos riffs de guitarra estratosféricos que parecen hablar con el sintetizador merecen ya una muestra de gratitud nacional.

Desde la irrupción de Silvia Pérez Cruz hemos venido recibiendo anualmente pequeñas joyas que acercan diversas variantes del flamenco a ritmos contemporáneos. La joven catalana Rosalía lo hace desde el minimalismo más absoluto, con una menor presencia de su partenaire Raül Refree que su predecesora, lo que permite distinguir de manera más purista palos como coplas, seguidillas, quejíos, alegrías o fandangos gracias a un tono de voz delicado pero rotundo que le muestra como una cantaora global.

En su salto al castellano, la banda sigue entregando temas que se mueven del post-rock al post-punk con sorprendente facilidad, ayudados por el hipnótico sonido de su característica viola. Sin embargo, la evolución como banda se muestra no solo en el idioma, sino también en esos sintetizadores que llenan las canciones de fondo creando atmosferas con texturas que nos llevan a momentos épicos de shoegaze y noise o en esos guiños a americana que recuerdan por momentos a Death Cab For Cutie o Band of Horses.

A lo largo de su larga discografía, Enrique Bunbury ha experimentado con decenas de estilos de musicales, saliendo bastante bien parado en la mayoría de las ocasiones. Ahora, con la madurez y ayudado por su magnífica banda Los Santos Inocentes, nos habla de la realidad cotidiana, de política y cultura bajo un marco de glam-rock en el que destaca la presencia de unos teclados llenos de protagonismo. El mundo sería un lugar mejor si Bunbury fuese nuestro pastor..

Vestusta Morla siguen entregando estribillos coreables y subidones épicos, pero en este disco lo hacen de una manera mucho más trabajada y orquestada. En el que probablemente sea el disco más complejo de su carrera, el riesgo en forma de nuevos instrumentos hace que la banda madrileña nos sorprenda en temas como “Te lo digo a ti” o “El discurso del rey”, sin perder por ello la esencia que les ha llevado a lo más alto, como se puede ver en “23 de junio”.

La mezcla de rock y punk del trio navarro muestra diversas caras en cada uno de sus discos. Tras el contundente Denbora Da Poligrafo Bakarra (2014), la banda liderada por Gorka Urbizu se acerca a los registros de Rise Against, pero mostrando un sin fin de estilos a lo largo de cada canción, destacando especialmente unos pasajes de voz son quizás los más melódicos de su carrera. Su único pero, que el disco sea demasiado corto..

Separar a La Bien Querida de la etiqueta pop puede resultar altamente complicado, pero sin embargo quien se acerque por primera vez a la artista tras este Fiesta (2017) no lo tendrá tan claro. Diversos estilos entre los que se incluyen coqueteos con la cumbia-copla, como en la maravillosa “7 días juntos”, nos muestran el disco más rico en matices de la carrera de la cantante bilbaína. Personalidad y calidad a raudales.

La banda burgalesa ha dado definitivamente el salto a la primera línea de la escena nacional. Tras años dando conciertos increíbles con el sambenito de los Mumford & Sons patrios, por fin han conseguido entregar un disco completo, en el que no solo destacan temazos como “La inmensidad” o “Héroes de sábado”, sino un folk-pop cuidado, con multitud de arreglos y unas letras más arriesgadas que se presentan como altavoz de una juventud que los adora.

Si su disco de debut fue una de las sorpresas más agradables del pasado 2016, su continuación sigue mostrando todo lo bueno que este dúo catalán tiene entre manos. Un pop sencillo y directo en el que una batería enérgica y una guitarra llena de distorsiones se empeñan en hacer melodías redondas. Con una producción mucho más cuidada y una mayor variedad de registros en las voces, el disco despunta en los cerca de 10 minutos del trio “6.000.000.000”, “Sin apenas conocernos” y “Nueve toros”.

Muy en la línea de su último disco Rosi (2014), la banda de Torrelavega entrega un álbum en el que abundan los tiempos pausados en canciones largas. Canciones diversas que lo mismo recuerdan a los Beatles que coquetean con el jazz, el folk o incluso el disco de los 80, abandonando un poco el pop de sus principios aunque sin olvidarse de esos arreglos y orquestaciones de cuerda que tanto nos gustan.

Luis Alberto Segura deja un poco de lado su vertiente más Americana para volver al rock de sus inicios aupado sobre un sintetizador OP-1 que dota al global del disco de un sonido único. Con una primera mitad del álbum llena de hits y la voz del mallorquín como clara protagonista, la segunda se ralentiza demasiado dejando un regusto amargo de lo que pudo haber sido y no fue..

Si el año pasado era su paisano y ante todo amigo Kase.O el que acercaba el rap a los grandes recintos con su maravilloso disco El Circulo (2016), en esta ocasión su compañero de rimas en los míticos Violadores del Verso nos muestra su lado más oscuro para entregar unas estrofas duras y cortantes que casan a la perfección con unas bases increíbles donde destacan especialmente algunos temas en los que el metal-rock es el claro protagonista.

Si Tardor han sido la gran sensación de la música valenciana de este año, Modelo de Respuesta Polar se han confirmado como una realidad que no para de crecer álbum a álbum, recordando en este proceso al gran tótem autonómico La Habitación Roja. De la mano de la increíble voz de Borja Monpó, que en esta ocasión se adentra además en letras de temática más profunda, el gran cambio viene dado por la mayor presencia de unos teclados que dotan al conjunto de una mayor complejidad instrumental.

Tras el maravilloso Lluvia y truenos (2016) firmado como McEnroe junto con The New Raemon e innumerables col-12aboraciones a lo largo de su carrera, Ricardo Lezón por fin entrega un primer disco en solitario que sorprende desde el primer tema “Chet Baker”, donde destacan unos increíbles arreglos de metales. Tras años en los que se le col-12ocaba como referente de la sobriedad y la tristeza, este disco muestra un abanico de col-12ores donde la alegría es la clara protagonista.

El joven cuarteto vasco entrega un disco de debut lleno de rabia y ritmos acelerados en donde el post-punk de bandas como los míticos Wire o los más cercanos Preoccupations está muy presente, pero en donde es inevitable acordarse de los catalanes Cala Vento. Con Andoni de La Cruz como carismático frontman, la banda bilbaína se muestra como punta de lanza de un estilo poco explorado a nivel nacional de la mano de temazos como “Zaldia Burning” o “Something internal”.

Con la alargada sombra de Los Planetas revoloteando a lo largo de todo el disco, estos granadinos experimentales, con querencia al ruidismo y guitarreros, presentan un disco lleno de maravillosas canciones pop-rock con letras directas que logran crear un estado de ensoñación. Con respecto a las maquetas iniciales se nota el intento de relegar la presencia de teclados a un segundo plano, detalle que ensalza las voces principales pero que le quita un poco de fuerza al conjunto.

Nadie podrá acusar a Lori Meyers de inmovilismo con este nuevo disco. Lo malo es que todo lo bueno mostrado en una primera mitad del disco muy prometedora en la que se atisban toques de Foals o incluso Alt-J se va diluyendo poco a poco hasta volver a ritmos azucarados que nos dejan un poco con la sensación de un coitus interruptus. Eso sí, su propuesta en directo sigue siendo un ciclón arrollador..