Kele ha visto la luz! Es lo que podría pensarse después de escuchar las letras de Hymns, el quinto disco de estudio de la banda británica. No sabemos si el fervor místico que en el que ha sucumbido el frontman ingles es debido a sus nuevos compañeros, pero nos tememos que no ha surgido el resultado que sus plegarias esperaban.
Con un cambio de estilos sustancial respecto a su último largo, Bloc Party da sus últimos estertores antes de lo que parece una muerte lenta y agónica, ya que se podría decir que el grupo no levanta la cabeza desde su segundo largo. Olvidémonos de los riffs bailables y vibrantes de los temas que catapultaron a la banda hace 10 años, y es que es justo en los momentos más eléctricos del disco cuando la banda falla estrepitosamente como podemos apreciar nada más darle al play y oir “The Love Within” un single mal elegido con exceso de sintetizadores que nos recuerda al EP de “Ratchet”, pero sin la frescura del mismo.
“For Only he can heal me” es prueba de la inspiración mística que según Kele le ha inspirado tras leer varios panfletos religiosos que guardaba en casa de sus padres y no nos desagrada del todo a pesar de lo repetitivo del estribillo, que junto con “The Good News” podríamos decir que es lo mejor del largo, a pesar de la retórica eclesiástica.
Sonidos “post-dubstep” o incluso “dream pop” como en “Fortress”, “Different Drugs” o “My True Name” nos confirman que los londinenses siguen perdidos en encontrar un sonido que les permita continuar o reinventarse, no consiguiendo en este caso ninguna de las dos cosas, y las letras de despecho, ruptura con toques evangélicos se van sucediendo en sonidos demasiado ambientales y con una ególatra presencia de Okereke que ayudan aun más a perder fuerza al largo según avanzamos en su escucha.
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