Los escoceses Travis volvían a Amsterdam tras el fallido intento de 2013, cuando su show se tuvo que cancelar debido a problemas en la voz de Fran, para su octavo álbum de estudio, Everything at Once, que salió a la venta hace poco más de un mes. Quizás por ello, o por el indudable hecho de que son una de las bandas con uno de los directos más divertidos y con calidad del panorama actual, los de Glasgow se resarcieron con un concierto de cerca de dos horas casi perfecto con el que conquistaron de nuevo la capital holandesa.
La canción que da título a su último trabajo fue la encargada de abrir la velada, pero rápidamente dar paso a algunos de los temas más reconocidos de su discografía, como "Sing", "Writing to Reach You", la maravillosa y emotiva "Love Will Come Through" o "Driftwood". Pese a ese setlist de arranque genial, el show no conseguía atrapar al 100% del público, debido probablemente a la poca presencia (y por qué no también decirlo fuerza) de la guitarra de Andy Dunlop, que parecía como si el concierto no fuese con él y cuya desconexión quedó más que patente en el nuevo tema "Animals", que en el disco recuerda a Manic Street Preachers y que en esta ocasión se quedó a medio camino entre el rock y el pop por la falta de distorsiones.
Sin embargo, el primer discurso de Fran Healy con el público, en el que hizo un alegato en contra de la gente que no para de hablar en los conciertos a la vez que explicaba emocionado el drama personal sobre malos tratos que relata en "Re-Offender", pareció despertar a su compañero y el show cogería un ritmo de crucero que ya no perdería hasta el final, ayudado sin lugar a dudas por una mayor presencia de los clásicos de su discografía. Así llegarían "Side", "Where You Stand" (con Fran cantándola en medio de la sala a hombros de un espectador), "Closer" o la ya lejana "All I Want to Do is Rock", que como el propio cantante anunció era el primer tema que escribieron para un disco, presente en el Good Morning de 1997.
"Turn" les sirvió para despedirse de una audiencia que no paraba de corear el estribillo y que creía que el show ya no podía ir a más, pero los bises fueron un regalo fantástico tanto por la calidad de los mismos como por el espectáculo que fueron capaces de crear con el público. El primero de los temas sería un emotivo "Flowers in the Window", que Fran interpretó de nuevo desde el centro de la sala en medio del público, con la única ayuda de una guitarra y sin micrófono. La tremenda ovación final parecía quedarse corta ante el esfuerzo desplegado por el menudo escocés, que aún tendría fuerzas para enseñar unos minutos después el baile que acompaña al video uno de sus últimos temas "Magnificent Time" y que fue replicado por una sala entregada. Sabedores de que estaban ante una sala entregada, el hit "Why Does It Always Rain on Me?" fue un broche magnífico para un show que demostró que 20 años después de arrancar su exitosa carrera, la banda sigue teniendo un directo que muy pocas bandas pueden superar y que son una apuesta segura por la que merece la pena pagar el precio de la entrada, para como en uno de los speech del concierto afirmó Fran Healy, mantener el espíritu de la música, que no se paga con compras de CD's sino acercándote a conocer música en vivo.
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