El pasado domingo 27 de enero, el talentoso músico londinense Patrick Wolf volvía a una sala Apolo casi repleta diez años después de su primera actuación en la mítica sala barcelonesa para presentar de manera intima y con unos músicos de lujo, su último trabajo Sundark And Riverlight, un doble cd donde revisa en una clave totalmente diferente algunas canciones de su carrera.
Imagen cedida por Alba Nàjera (http://ljuskansliga.blogspot.com.es/)
Patrick Wolf apareció sobre un escenario en el que ya le esperaba una banda formada por una violinista, un acordeonista y un flautista con unas ganas, un entusiasmo y una amplia sonrisa en la boca, que para nada recordaban a la superflua e histriónica persona que nos visitó hace mas de 3 años para el BAM de 2009. Con esa nueva actitud, que se mostraría a lo largo de todo el concierto con continuas charlas con el público y bromas entre los miembros de la banda, arrancó el concierto con la guitarra tenor al brazo y "Time of my life", donde ya se vaticinaba que estaríamos ante una noche maravillosa dado el espectacular tono en la voz del joven inglés. Un público totalmente entregado recibió con los brazos abiertos una magnífica interpretación, esta vez al piano, de "Overture", para posteriormente continuar con "Hard Times", que sirvió para el lucimiento de la violinista Victoria Sutherland. "Armistice" sirvió para que Wolf se luciese tanto a nivel vocal como instrumentista, arrancándose esta vez con el arpa, mientras que posteriormente llegaríamos a uno de los momentos mas emocionantes de la noche, al confesarse a corazón abierto previamente a la interpretación de "House" y "London" con las historias que le unen a esta ciudad, como su infancia o su relación de amor-odio con una sociedad que según sus palabras "A ratos le asfixia, a ratos la necesita".
Imagen cedida por Alba Nàjera (http://ljuskansliga.blogspot.com.es/)
Tras unos breves instantes de descanso, Patrick cogería por primera vez el violín para realizar un dueto con este instrumento con la especialista Victoria en la interpretación de "Pigeon Song", para segundos después volver a sorprender al público al arrancarse al piano con una versión de "Into my arms" de Nick Cave, que acabó con una sincera disculpa al autor, pese a que hay que reconocer que la interpretación fue emotiva y bastante fidel a la original. Tras ello, se produjo una curiosa escena en la que se produjo un cambio de papeles a los instrumentos entre los dos músicos, que ejecutaron una potente "Tristan" que hizo las delicias del respetable, todo lo contrario de su mas reciente éxito "Together", que fue sin lugar a dudas el momento mas soporifero de todo el concierto. La canción tardó mucho en empezar debido a los problemas de afinamiento de la guitarra del británico, que fueron recurrentes a lo largo de varios momentos del concierto, y además, perdió la fuerza que le otorga el elemento electrónico de la versión original al optar por un ritmo lento y tedioso.
Imagen cedida por Alba Nàjera (http://ljuskansliga.blogspot.com.es/)
El bloque final del concierto arrancaría con el artista sentando en su piano y la interpretación de "Bermondsey Street", donde realizaría un speech previo a favor de la libertad sexual, para sin descanso unirla con la archi conocida "The magic position", que pese a un problema de descoordinación con sus músicos que obligaron a su interrupción, fue aclamada y seguida con palmas por la mayoría del público. Como impregnado por el ambiente, Wolf decidió tocar otro de sus grandes éxitos, "The City", que supuso el fin oficioso del concierto a falta de los esperados bises, que para decepción del público solo fueron una extrañísima versión de uno de sus primeros temas "Wolf Song", interpretada según el propio artista con ukelele que ya nunca mas volvería a usar en directo.
Así pues, cerca de 90 minutos en los que pudimos ver a un Patrick Wolf alegre y vital, muy alejado de la reinona a la que nos tenia acostumbrados. Con esta nueva madurez como bandera y unos músicos geniales, el espectáculo se hizo ameno y acogedor, agradeciéndose la cercanía, la sinceridad y los múltiples coloquios del artista. En lo musical, quizás se echó en falta una mejor calidad de sonido y una mayor unión con toda la banda, así como que la velada se hubiese alargado un poco mas y hubiese interpretado otros temas como "Augustine" o "Paris".
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