Con su recién estrenado disco Pagans in Vegas bajo el brazo, los canadienses Metric llegaban a la sala Paradiso de Amsterdam como una de las últimas paradas de su gira europea. Ante una sala que gozaba de una buena entrada (sorprendente el hecho de que no estuviesen habilitadas los pisos superiores), los de Toronto ofrecieron durante cerca de 90 minutos un show en el que destacó un espectacular juego de luces y que en lo musical tuvo más bajos que altos.
El concierto empezó con un ritmo altísimo, sostenido en los dos temas más redondos de su nuevo trabajo, "Lie lie lie" y "Fortunates" y en la espectacular puesta en escena de Emily Haines con una chaqueta que simulaba el plumaje de un pavo real. Tras deshacerse del colorido atuendo, llegaría el momento de dos de sus hits más reconocidos "Youth Without Youth" y "Help I'm Alive", con los que demostraron una fuerza arrolladora, sustentados sobre todo en los ritmos de batería y la aguda voz de la cantante. Cuando todo parecía de cara para la banda, el nivel y la intensidad decayeron de manera exponencial, dejando al descubierto un show vacío en el que las canciones parecían alargarse eternamente por estribillos repetidos hasta la saciedad y gritos sin sentido de Emily Haines, lo que dio al traste con una parte intermedia del concierto en el que se encontraban algunos de los mejores temas de Fantasies.
Cada vez que el show parecía volver a los niveles iniciales, como "Black Sheep" o una magnífica "Monster Hospital", la propia banda se encargaba de dilapidarlo con algún parón innecesario propiciado por charlas eternas o una nefasta versión a capella de la parte central de "Combat Baby". Menos mal que los últimos 20 minutos del concierto tuvieron de nuevo la fuerza de los instantes iniciales, y gracias a una mayor presencia de la guitarra de James Shaw, se pudo disfrutar del lado más rockero de la banda. Con un cierre que incluyó "Gold Guns Girls" y "The Shade", el grupo reenganchó al público hacia unos bises que pese a tener una intro fallida (tanto "Empty" como "Celebrate" debieron empezarse dos veces debido a fallos de coordinación entre instrumentos y voz), sirvieron como calentamiento para una correcta versión acústica de la bailable "Gimme Sympathy" y el baño de masas final con "Breathing Underwater", canción de la que el público coreo el estribillo en múltiples ocasiones hasta que las luces de la sala se encendieron para anunciar el fin del concierto.
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