Un año después de su última visita y como parte del cartel del 18o Festival Mil·lenni, José González volvía a Barcelona el dia del trabajo con las entradas agotadas desde hace días en el majestuoso recinto del Teatro Tivoli. Con una sobria escenografía que incluían sus ya típicas montañas de fondo, y con la sola presencia de un par de guitarras y una silla sobre encima del escenario, el sueco de ascendencia argentina saltó al mismo para dar cuenta de su discografía en un concierto de cerca de hora y media que maravilló a todos los presentes.
Parafraseando el título del documental realizado sobre el artista The Extraordinary Ordinary Life of José González (2010), resulta sorprendente a la vez que atractiva la normalidad y sencillez con la que González impregna sus temas, consiguiendo un ambiente de respeto e intimidad difícil de ver en los tiempos actuales. Con ese respeto ganado, solamente roto por los impertinentes flashes de algunos teléfonos móviles, los primeros minutos de su show fueron quizás excesivamente sobrios, debidos en parte a la mayoritaria presencia de una luz cenital sobre el propio artista que hacía todavía más grande el escenario y a una mínima interacción con el público, por lo que algunos de sus temas más longevos como "Stay in the Shade" y "Lovestain" quedaron algo deslucidos.
Tendría que ser la reconocida "Crosses" la que acelerase el ritmo del concierto y animase al propio artista sueco, que empezó a marcar el ritmo de las baterías con sus pies propiciando unos golpes al escenario que captaban los micrófonos a modo de percusión y que sentaron fenomenal a la desnuda propuesta inicial. “Cycling Trivialities” y “Every Age” emocionaron gracias a la fuerza de su voz, mientras que en “Far Away” serían los tonos de su guitarra, convertida en una especie de bajo, los que aprovecharían la magnífica acústica del regio recinto.
Con la máquina ya engrasada llegó la única referencia a Junip de todo el concierto, “Line of Fire”, en la que José González consiguió suplantar el resto de instrumentos de la banda a base de guitarra y una versión ralentizada de la canción. Tras algunos temas de su último disco, el escandinavo optaría por uno de los temas mas potentes de In Our Nature (2007) como “Killing for Love”, en la que el público se arrancó por palmas, para despedirse por primera vez del escenario. Como era de prever, tardó poco en retornar para deleitar al público en los bises con sus dos temas más conocidos que llegaron casi encadenados, “Heartbeats” y “Teardrop”, dos versiones magníficas de The Knife y Massive Attack que para muchos, entre los que me encuentro, han superado las originales. Así pues, Veni vidi vici para el sueco, capaz de hacer sentir tanto con tan poco, capaz de cautivarte de una manera tan profunda que parece transportarte a un mundo lejano lleno de calma y sentimientos bien alejado del mundanal ruido que nos rodea.. ¡Sin lugar a dudas, disfrutar de un concierto de José González al año es algo que tendría que estar incluido en toda prescripción médica!.
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