Aprovechando el pasado puente de la Constitución (y por qué no decirlo, el cumpleaños de un servidor), el que os escribe se pasó cuatro días de ensueño por la capital de Irlanda, Dublín. Además de la variada oferta musical y cultural presente en los diversos locales y bares de la ciudad, coincidió el día 7 de Diciembre con la actuación de Friendly Fires en el reconocido Olympia Theatre, por lo que Indieofilo decidió asistir al mismo y transmitiros sus pareceres. Lo primero de todo, y para hacer honor al local, hay que decir que el Olympia Theatre es una pasada.Con una fisonomía parecida al casino de l'Aliança (Poblenou en Barcelona), pero con dos anillos superiores mas pronunciados y palcos de menor capacidad, destaca por una acustica casi perfecta y por haber sido la sede de conciertos de grupos como Radiohead, Blur, REM..
El grupo telonero de la noche era el trio irlandés The Kanyu Tree, que recientemente ha presentado su álbum de debut People Street. Si el disco abusa del pop edulcorado, acompañado de falsetes sin sentido al más puro estilo Mika, en directo nos encontramos con un empacho de este estilo. Ni la movilidad ni el físico del cantante (sorprendente su parecido con Justin Timberlake), ni el ritmo imprimido por un batería mas que decente consiguieron emocionar al público, que solo se vino arriba cuando para acabar su espectáculo decidieron tocar "Shelf Life" y sobre todo "Radio", que sonaba bastante a menudo en las radiofórmulas de la isla.
El plato fuerte de la noche eran los ingleses Friendly Fires, que en este 2011 nos han regalado uno de los mejores disco del año, Pala. Con una puntualidad casi perfecta, el grupo que ya ha alcanzado la formación estable de cuarteto (voz, guitarra, bajo y batería aunque todos tocan algún mixer o mesa electrónica a lo largo de las canciones), se hace acompañar también de un saxofonista y un trompetista, que consiguen hacer sonar las canciones de sus dos albumes a las mil maravillas. Para arrancar, y como brutal carta de presentación, el grupo optó por inaugurar el show con dos de las mejores canciones de su anterior disco, el homónimo Friendly Fires de 2009. Como si de una declaración de intenciones se tratase, "Lovesick" y "Jump In The Pool" hacían que el público se levantase de sus asientos para bailar desde el segundo uno, consiguiendo así en todo el local una especie de repulsión magnética entre asiento-espectador que hicieron que el público no se sentase hasta el final del concierto, perfectamente dirigidos por un Ed Macfarlane que incluso se lanzó al publico de pista para cantar con ellos el primer tema.
El ritmo bailable se acrecentó con las tres siguientes canciones, pertenecientes a Pala. Como si de una sucesión de hits bailables se tratase, el grupo nos deleitaba con "Running Away", "Blue Cassette" y "True Love", para posteriormente volver a su primer álbum con "On Board". Es aquí, tras la sexta canción cuando por fin la banda se toma un tiempo para saludar y dejar un breve respiro a un entregado público..Sin embargo, con un desatado Jack Savidge a la guitarra y maracas, la pausa seria mínima ya que vendrían casi encadenadas "Chimes" y "Skeleton Boy" que volvieron a elevar el nivel de fiesta del respetable.. Hacia el ecuador del concierto el ritmo del mismo volvió a reducirse con "Show me the lights", pero ese pequeño homenaje a LCD Soundsystem que es "In the Hospital" preparó a los asistentes para uno de los bombazos de la noche, "Pala", donde el público enloqueció ante el despliegue de Edd Gibson a la batería. A partir de aquí, los temas mas cercanos al funk invadieron el repertorio, sonando por ejemplo "Live Those Days Tonight", "Hurting", "Pull Me Back To Earth" o "Paris", que sirvió para que el grupo se despidiese a falta de los bises.
Tras el clamor del público, el grupo volvió para poner la guinda a un concierto casi perfecto, interpretando el ya himno de masas "Hawaiian Air" y despedir el mismo con la mega rave que se montó en el escenario con "Kiss Of Life", dejando así la sensación al público de haber asistido a un gran concierto que perfectamente se podría haber realizado en una discoteca y no habría perdido ni un ápice de su fuerza ni ritmos bailables.
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