Tras el concierto inaugural que tuvo a Love of Lesbian como protagonistas, el Let’s Festival 2017 ofrecía en su segunda jornada una atractiva doble sesión en cada una de sus salas. Por un lado Morgan y Joana Serrat en la Salamandra 2, y por otro lado Chucho + Mucho, en un alarde de ingenio a cargo del promotor del ciclo en lo que a nombres se refiere, en Salamandra 1. La variedad de la propuesta, nos hizo decantarnos por la segunda y a tenor de lo visto en el escenario, mereció (y mucho) la pena.
Los encargados de abrir la noche eran Mucho, la banda de Martí Perarnau y cia, que acompañados por uno de los mejores guitarristas nacionales como Emil Saiz volvían al festival tras su conciertazo del año pasado. Con temas de su más lejana discografía como “Primera luz del día” y “Más feliz sin televisión” arrancaron un show que se convertiría posteriormente en una oda a su último disco Pidiendo en las puertas del infierno (2016), ese en el que como ellos mismos definen, son capaces de lo mejor gracias a su autodenominada “mandanga cósmica”.
Poca gente puede rebatir ya que Martí Perarnau sea uno de los frontman con más carisma del indie patrio, así que entre sus ingeniosos discursos y la equilibrada mezcla de electrónica y rock-pop melódico, el concierto de la banda surgida de las cenizas de los míticos The Sunday Drivers se convirtió en una fiesta que aunó ritmos bailables con letras llenas de crítica y acidez. Destacaron especialmente el tsunami de teclados en “Sucumbe el universo” y “Los amantes no olvidan”, los medios tiempos de la combativa “Perro negro SL” y un final apoteósico con las bailable “Nuevas Ruinas” y el hit “Fue”. Sobresaliente concierto el suyo que les confirma como una de las bandas con más futuro de la escena nacional.
En el intermedio, la sala se fue llenando poco a poco hasta presentar una buena entrada para recibir a Chucho. La banda de Fernando Alfaro presentaba su primer disco en 12 años, Los años luz, y la legión de seguidores que le acompaña desde los inicios del movimiento indie en España con Surfin’ Bichos no dudaron en respaldarle. Con una sobria puesta en escena y con Javier Hernández como maestro de ceremonias en la sombra gracias a sus increíbles ritmos a la batería, la banda arrancó algo falta de ritmo con la oscura “Mi Anestesia”, pero su primera visita al ya lejano Tejido de Felicidad (1999) con “Cirujano Patafísico” resolvió al momento cualquier duda sobre el estado de la banda.
A partir de aquí, la banda fue intercalando temas de su reciente disco con otros temas de su discografía, demostrando que ese sonido rock que a veces se zambulle en el pop pese a la áspera voz de Fernando Alfaro mantiene la misma vigencia y vigor que antaño. Temas como “Banderas Negras” u “Oso Bipolar” ganaron en directo, aunque no fue hasta a “Esto es un error” cuando el público pareció meterse por fin de lleno en el show, consiguiendo de esta manera que temas de su amplia discografía que llevamos escuchando años como “Un Ángel Turbio”, “Visión Rayos X” o “Extrarradio” fuesen cantados por una buena parte de la sala.
Con todo de cara, los últimos 30 minutos fueron un ciclón de éxitos en el que sonaron “La Mente del Monstruo“, “Erección del alma”, “Revolución” o “El Detonador EMX-3”, culminando el setlist con los dos temas finales del mismo, viaje en el tiempo a finales del siglo pasado, como “Perruzo” y la siempre delicada “Magic”. Retornos así hacen que la larga espera haya merecido la espera y que podamos afirmar sin miedo a equivocarnos que Chucho han vuelto por todo lo alto. ¡¡Por favor Fernando Alfaro, no nos dejes otra década sin estos pequeños placeres!!.
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