Apenas dos semanas después de actuar en Madrid y Barcelona, Breton llegaban a la sala pequeña de Paradiso en Amsterdam bajo la vitola de uno de los grupos revelación de este 2014 que acaba de empezar, gracias sobre todo a su magnífico segundo disco War Room Stories que salió a la venta a principios de febrero.
Con una cuidada puesta en escena en la que destacaba la portada del nuevo disco, la banda salió al escenario bajo las características líneas de sintetizador de Got Well Soon, que sirvió para el lucimiento personal de un Roman Rappak que enfundado en una camiseta de Boyz II Men hacia enloquecer al mayoritario público femenino que había en la sala. Tras una pocas palabras para agradecer al publico su presencia, sería el momento de un pequeño retorno al pasado, primero con la asfixiante Pacemaker, en la que los coros y diversos beats se compenetraron de maravilla, y posteriormente Edward the Confessor, en que la batería sería en la gran protagonista junto con unos espectaculares audiovisuales. La quizás excesivamente tranquila 302 Watchtowers sirvió para relajar el ambiente, aunque instantes después se desatase la locura con los afilados ritmos de Legs & Arms, posiblemente uno de los temas mas redondos de su nuevo trabajo gracias a los ritmos salidos de las líneas de bajo del "bailarín" Daniel McIlvenny.
Los ritmos trip hop de The Commission, que recuerdan a James Blake o Mount Kimbie, fueron la antesala de los mejores momentos de la noche, que llegarian con una perfecta interpretación de Closed Category, Envy, Closing Correctly y Search Party. En la primera, que rememora a los mejores temas de Local Natives, se pudo disfrutar de un sonido casi perfecto y una escenografía espectacular, interacción incluida con las imágenes del proyector, mientras que con que las tres siguientes se acercaron a los americanos Friendly Fires, no solo en su vertiente mas bailable y divertida, sino también en los gestos y carisma del cantante de la banda Roman Rappak o los diversos efectos en las voces y coros presentes en las canciones. El momento cumbre llegaría sin lugar a dudas con una acelerada interpretación de National Grid, en la que el público se volcó con el grupo a ritmo de palmas, a la vez que la sala se convertía en una gran sala de baile aupada por las bases lanzadas magistralmente por Ian Patterson.
La vuelta al pasado mas cercano, donde la mayor presencia de sintetizadores y batería electrónica es la tónica, llegaría con Foam y Jostle, justo antes de que despedirse del público con el tema que precisamente cierra su último disco, 15 minutes, que supuso un perfecto resumen de lo que ha sido su evolución entre disco y disco. Ante la insistencia del público, la banda retornaría al escenario para interpretar su último single S4, que quizás acusó el parón y la falta de apoyo del público sonando algo descafeinada, mientras que con una versión alargada de uno sus primeros temas, December, en la que hubo momentos cercanos a una jam session, cerraron un concierto en el que se pudo disfrutar de una perfecta unión entre un sobresaliente sonido en lo musical y unos audiovisuales excepcionales, además de servir para constatar que los ingleses son una de las bandas con mas futuro del panorama internacional, merecedores sin lugar a dudas de un reconocimiento mundial mayor en los próximos meses.
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