Arcade Fire – 21 de abril de 2018 (Palau Sant Jordi – Barcelona)

Los canadienses Arcade Fire volvían a la ciudad condal apenas un año después de presentar a nivel mundial en el Primavera Sound 2017 su último disco Everything Now (2017). Si en aquella ocasión los dos shows dentro del festival barcelonés nos dejaron un regusto algo amargo, el concierto ante un Palau Sant Jordi con buena entrada de la banda liderada por los hermanos Butler y Régine Chassagne fue un éxito absoluto que demostró el porqué Arcade Fire es la gran banda del indie mundial.

Arcade Fire, Barcelona 21 de abril de 2018 – Fotografia realizada por Rosario Lopez proporcionada por Live Nation Spain 

Con una presentación por todo lo alto, como si de una gran velada de boxeo se tratase, la banda de Montreal salió por una bocana lateral del Sant Jordi, para tras un baño de multitudes cruzando toda la pista, llegar a un escenario cuadrangular que simulaba un ring de boxeo. De la mano de unos juegos de luces espectaculares y una escenografía al alcance de muy pocos (U2, Coldplay..) en la que destacaba una parte del escenario circular y los continuos cambios de instrumentos entre los miembros del grupo, el principio del concierto no hizo prisioneros con la concatenación de “Everything Now”, “Rebellion (Lies)”. “Here Comes the Night Time” o “No Cars Go”.

Tras ellas “Put Your Money on Me” destacó entre las excesivamente lentas “Electric Blue” y “It's Never Over (Oh Orpheus)”, aunque la locura se desataría de nuevo al sonar "Neighborhood #4 (7 Kettles)", "Neighborhood #2 (Laika)" y "Neighborhood #1 (Tunnels)". A partir de aquí, ya no había tiempo para un nuevo descanso, con Régine Chassagne cantando desde el público algún tema, varios integrantes de la banda tocando instrumentos desde la pista o unas variadas luces que casaban a la perfección con temas del calibre de “The Suburbs”, “Ready to Start”, “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”. “Reflektor” o “Afterlife”, quedando como único lunar el flojo volumen del violín de Sarah Neufeld, que desaparecía continuamente entre las múltiples capas sonoras propuestas por los canadienses.

“Creature Comfort” demostró ser el tema con más fuerza de su último disco, mientras que “We Don't Deserve Love” fue el mayor bajón del concierto como incomprensible primer bis. Con la ayuda de la Preservation Hall Jazz Band, “Everything Now” alcanzaría nuevos matices justo antes de cerrar el concierto por todo lo alto con la mesiánica “Wake Up”, coreada al unísono por un Sant Jordi enfervorecido que despidió a los artistas con un sonoro aplauso tras más de dos horas de concierto. Los canadienses, en una tónica de toda la noche, devolvieron esa gratitud mientras se marchaban por la misma bocana por la que habían empezado el concierto con una cercanía y atención hacia el público difícil de ver actualmente en una banda de su calibre.

Así pues, sobresaliente concierto de Arcade Fire, que despejaron cualquier duda sobre su estado de forma actual al ofrecer un show colorido y lleno de matices tanto en lo musical como en la puesta de escena tras el que quizás es el disco más plano de su discografía. Pese a unos pequeños baches en el setlist, resulta difícil no tener la sensación de haber vivido algo único por el que merece la pena pagar el alto precio de la entrada, además de constatar que pese a los palos que ha recibido Everything Now (2017), la selección de temas de este último disco que incluyen en un setlist ya rodado no desentona para nada, aportando incluso un toque bailable animoso.