Una noche de otoño en Amsterdam, leve neblina, una antigua iglesia como Paradiso como sala del concierto.. ¿Se puede pedir un ambiente mejor para una noche con Two Gallants y Low? Para nuestra suerte, lo que sobre el papel parecía un plan fantástico se acabó confirmando como uno de los mejores conciertos de la temporada. Two Gallants en su papel de teloneros ofrecieron un espectáculo sobrio y efectivo, que sirvió para el lucimiento de la rasgada voz de su cantante y en el que los mejores momentos llegaron cuando Adam Stephens se encontraba al piano, como en «Fly Low Carrion Crow» y «Invitation To a Funeral«.
Cerca de las 9 de la noche era el turno para los grandes protagonistas de la noche, la banda de Duluth Low, que presentaban su nuevo trabajo Ones and Sixes. Buena parte del show se centró en él, donde podemos encontrar la vertiente más alejada del slowcore que les dio a conocer, y quizás por ello un inicio algo dubitativo con “Gentle” y “No Comprende” hizo que la conexión con el público no fuese la esperada. Sin embargo, en cuanto Alan empezó a realizar solos a la guitarra y Steve Garrington se centró más en el bajo que en unos teclados algo insípidos, el nivel subió de repente, dejando para el recuerdo la increíble “Monkey” y una dulce “The Innocents”, donde la voz de Mimi Parker destacó sobremanera.
Como si de un carrusel temático The Invisible Way se tratase, llegarían encadenadas «Plastic Cup», «On My Own» y «Holy Ghost», donde los juegos de voces entre el matrimonio Sparhawk alcanzaron el punto culmen y atraparon definitivamente al público hacia su propuesta. La vuelta a su último trabajo hizo que en los pasajes intermedios del show, el ambiente general bajase un poco, probablemente torpedeado por unas proyecciones con poca visibilidad debido a la forma circular del «altar» de la sala. Sin embargo, en cuanto Alan muestra su lado más caótico a la guitarra, el espectáculo retoma su fuerza, como sucedió en “Pissing”, donde cantó a través de la pastilla de la guitarra, o la lúgubre «DJ«. Para los minutos finales la banda se reservó el que probablemente sea el tema más dulce de su discografía, «What Part Over Me«, y un multitudinario baño de masas con la interminable “Landslide”, donde tras tres minutos repitiendo el estribillo entre Mimi y Alan, la sala al unísono repitió los últimos versos durante cerca de 1 minuto.
Aun habría tiempo para unos bises en los que pudimos ver el lado más hablador de un tímido Alan Sparhawk, que agradeció hasta la saciedad la presencia del público en una sala tan especial. Retomando algunos de los mejores temas de su amplia discografía, pudimos disfrutar de la claridad de la voz de Parker en «Point of Disgust» y «Two-Step«, cerrando el concierto con la reconocida «Murderer» que supuso el broche de oro a un espectáculo maravilloso. Es cierto que por momentos echamos en falta más temas de sus primeros trabajos, esos que resultan más incomodos al público general, o incluso más protagonismo en solitario de Mimi Parker (muchos pagaríamos por un show suyo solamente con la batería..), pero pese a ello cualquier concierto de la gira de los americanos que nos ocupa supera al 99% de los conciertos actuales..
Pingback: Alan Sparhawk también actuará en Barcelona en noviembre - Indieófilo