Apenas tres meses después de su última actuación en Barcelona, Sting volvía a la ciudad condal como parte del Festival Jardins de Pedralbes con el reto de llenar el recinto ante el alto precio de las entradas.. Pero pocas cosas hay imposibles para el artista británico, que ofreció un gran concierto de cerca de dos horas ante un público que llenó hasta los topes el recinto de entrada del Palau Reial de Barcelona.
Con una formación de lujo que incluye a su hijo Joe Sumner a los coros, a la también pareja padre-hijo Dominic y Rufus Miller a las guitarras o Josh Freese a la batería, el inglés arrancó su concierto recordando temas de The Police como “Synchronicity I” y “Spirits in the Material World”, para posteriormente deleitar a un público mayoritariamente adulto con uno de los grandes éxitos de su discografía en solitario como es “Englishman in New York”, dejando claro desde un buen principio que la noche iba a ser un continuo repertorio de éxitos.
Así, entre algunos temas de su último disco 57th & 9th (2016) y clásicos como “Every Little Thing She Does Is Magic”, “Fields of Gold” o “Shape Of My Heart” pasó veloz una primera parte del concierto dominada por los ritmos del acordeón de Percy Cardona y las guitarras acústicas, dejando incluso algunas aproximaciones al reggae o al blues en alguno de sus temas más conocidos. Habría que esperar a “Message in a Bottle” para que el concierto despegase, tanto en los ánimos de un público que por fin se levantó de sus asientos, como de una banda que empezó a acelerar poco a poco los ritmos de base de sus canciones, como sucedió en la versión que su hijo hizo como voz principal del “Ashes to Ashes” de David Bowie.
Con ese ambiente festivo, Gordon Sumner tiró de veteranía para empezar a encadenar canciones de The Police y desatar la locura en unos 30 minutos finales apoteósicos, donde se pudo disfrutar de temas míticos como “Walking on the Moon”, “So Lonely” o “Roxanne”, esta última con un cambio a ritmos blues a mitad de la canción que propició incluso una pequeña y deliciosa versión del “Ain't No Sunshine” de Bill Withers. Aún habría tiempo para dos tandas de bises muy celebradas por el público, la primera de ellas centrada en The Police con “Next to You” y “Every Breath You Take” para el regocijo de unas filas del público que había pasado del concierto soberanamente y que por fin pudieron grabar su stories de Instagram para dar celos a sus amigos demostrando que habían estado en el concierto, y una segunda más íntima para cerrar el concierto con “Fragile”.
Así pues, gran noche la que nos ofreció el británico en un entorno único, donde todos los grandes éxitos de su discografía fueron sonando uno tras otro para el deleite de un público poco exigente que por momentos parecía estar mas pendiente del número de likes en sus fotos en redes sociales que del buen concierto ofrecido por una leyenda de la música como Sting.
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