Tras la espectacular jornada del sábado dominada por el carácter arrollador y el espectacular de show de Stromae, pero en el que también destacaron en sus estilos los conciertos de The National, Jungle o Volbeat, llegaba el último día del Lowlands Festival 2014 con dos nombres como referencias claras, Queens Of The Stone Age y Skrillex, y con bandas del calibre de Portishead, Snoop Dogg, Royal Blood o Blaudzun para dar forma a la jornada estelar del festival.
Fotografía realizada por Esther Vicente. Todos los derechos reservados
El día empezaba en la carpa principal con el rapero americano Snoop Dogg aka Snoop Lion, que dio una lección de como moverse sobre el escenario, y lo que es mas importante, de como mover a las masas con una facilidad pasmosa. Si el día anterior Stromae lo había hecho combinando su carisma con unos éxitos conocidos por la mayoría del público, en este caso el rapero californiano lo hizo con su habilidad natural para enganchar poco a poco al oyente a base de ritmos y estribillos que le resultan conocidos, como por ejemplo los samples de “California Gurls“, donde colaboró con Kate Perry, o “Wet“, con el omnipresente David Guetta. Pese a que la mayoría del público no conocía buena parte de las canciones, resultó sorprendente el ambiente de flow y camaradería que hubo durante todo el show, llegando a saltar toda la carpa con el trío “Jump Around” (Impresionante cover de los House of Pain), “Drop It Like It’s Hot” y “What’s My Name“, demostrando el porque el gran amigo de Dr.Dre es sin duda un top-10 en su estilo pese a que su éxito en Europa no sea el mismo que al otro lado del Atlántico. Pese a que su show estaba resultando de lo mas entretenido, no dudamos un segundo a la hora de desplazarnos al pequeño escenario India donde empezaba el concierto de su compatriota Jonathan Wilson, que bajo la apariencia de un yonki de los 90 (gorra hacia atrás, riñonera colorida..) ofreció un concierto lleno de rock y psicodelia en el que por momentos se acercaba a Bonnie ‘Prince’ Billy o Father John Misty como en un giro de 180º recordaba a la primera época de Pink Floyd. Si bien su propuesta musical basada en profundas letras resultaba de lo mas interesante, hay que destacar que su distanciamiento con el público (su mayor gesto en todo el concierto fue quitarse la gorra durante unos segundos como en una especie de saludo) hizo que su espectáculo tuviese graves momentos de desconexión y desinterés, aunque temazos como “Angel” o la final “Valley Of The Silver Moon“, que duró mas de 10 minutos, resultasen un éxito.
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La vuelta al escenario grande nos deparaba el “enfrentamiento” con los sudafricanos Die Antwoord, y hay que decir que ellos salieron claramente vencedores, ya que con su mezcla de hip-hop y electrónica cercana a una rave poligonera agotaron hasta tener rendidos a sus pies a un público que les adora. Con una puesta en escena que se basaba en los colores llamativos como principal baza y unas bases algo desfasadas tanto en ritmo como en época (los 90 como fuente inagotable) de DJ Hi-Tek, Ninja y Yo-Landi saltaron al escenario para desplegar un espectáculo intenso que te atrapa al momento gracias a la movilidad y descaro de ambos. En lo músical, sus rimas pueden resultar algo infantiles en contenido, solo alteradas por la cantidad de palabrotas intercaladas, pero merece la pena reconocer que cuando suenan sus dos hits “Pitbull Terrier“, y, por encima de todo, el mega éxito “I Fink U Freeky“, cualquier prejuicio desaparece para ponerte a saltar con el resto del público. Con las piernas todavía temblando era el momento de presenciar el espectáculo que Gogol Boderllo, sustitutos en el cartel de London Grammar, ofrecían en la carpa Grolsh. En un estilo completamente diferente, resultante de mezclar los ritmos balcánicos y romanís propios de la etnia gitana con el rock o el ska, la banda americana consiguió lo mismo que sus colegas sudafricanos, hacer bailar hasta las últimas filas de un recinto casi lleno gracias a unas bases sencillas y unos estribillos pegadizos (incluido alguno en Español). La fuerza de su lider Eugene Hütz y un setlist basado en los que probablemente sean sus dos mejores discos, Gypsy Punks: Underdog World Strike de 2005 y Transcontinental Hustle de 2010, les hizo conectar rápidamente con el público, convirtiendo su show en una fiesta en la que en algunos momentos la calidad musical brilla claramente por su ausencia.
Fotografía realizada por Esther Vicente. Todos los derechos reservados
Tras unos momentos de calma, y al resguardo del diluvio universal que cayó sobre el festival durante cerca de 30 minutos, el local Blaudzun demostraba en el escenario principal el porque es uno de los artistas independientes con mayor número de seguidores en los Paises Bajos. Arropado por una banda de 10 músicos sobre el escenario, su espectáculo fue una demostración de sensibilidad basada en las secciones de viento y percusión que le acompañan, teniendo como punto de partida la genial “Elephants” que le dio a conocer al gran público hace cerca de dos años, para posteriormente caer en un pequeño letargo hasta la aparición de sus dos recientes éxitos “Promises Of No Man’s Land” y “Too Many Hopes For July“, donde la violinista Judith van der Klip destacó por encima de la banda. Aún habría tiempo para que encadenase “Wasteland” con el estribillo de ‘Wicked Game‘ de Chris Isaak, dejando un buen sabor de boca en un público que salió del concierto satisfecho, pero con la sensación que el artista de Arnhem no consigue despegarse del aura de sonido similar de Arcade Fire que el acompaña desde sus inicios. La vuelta al escenario India nos llevaba al igual que el dia anterior a asistir a la consolidación de una de las bandas que nos maravilló en el pasado London Calling, los británicos Royal Blood. Con un reconocimiento mayor del gran público gracias a temas como “Come On Over“, “Little Monster” o “Figure It Out“, que han servido de cartas de presentación de su esperado y cercano primer disco homónimo, el duo ofreció su rock duro y sin concesiones a un público que los adora y los ve como la nueva reencarnación del rock puro. En un crecimiento exponencial que les llevará en poco tiempo a ocupar escenarios mas grandes, el saber hacer del dúo sobre el escenario quedó demostrado al saber presentar su repertorio inédito de una manera muy fluida, entre sus temas mas conocidos, lo que propició que temas mas desconocidos como “You Can Be So Cruel” o la aspera pero maravillosa “Ten Tonne Skeleton” fueran los temas mas ovacionados de la noche. Como hace mas de 4 meses, éxito absoluto y total confianza en unos jóvenes que prometen guiar el devenir del rock en los próximos años.
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Para descansar un rato y como parte de un pequeño estudio sociológico, ¿Qué mejor que ver un rato a Skrillex en el escenario principal? Desde el momento de su confirmación en el cartel un sinfín de voces se alzaron críticas sobre su presencia en el festival, pero ello no significaba que no tuviese una carpa llena que le esperase como el nuevo mesías de la eléctronica. En un show lleno de luces, humos y gritos, el joven norteamericano ofreció a sus fans lo que mas les gusta, ese dubstep estridente que hasta da cosa etiquetarlo bajo el mismo estilo que lo que hacen Burial, Benga o Mount Kimbie, pero que resulta completamente efectivo a tenor del espectáculo y la respuesta mayoritaria del público. Unos cuantos saltos por aquí, algo de ragga y r&b por alla, un par de remezclas apañadas (sorprendió al remezclar el tema inical de “El rey León“), ordenes claras al micro como si de un profeta se tratase y un show de mas de una hora se ha pasado con la sensación de haber estado viendo todo el rato los mismos 5 minutos en bucle. Menos mal que al igual que en la jornada del viernes con Imagine Dragons, entendemos este tipo de “sacrificios” en el cartel de un festival como algo necesario para poder disfrutar posteriormente con propuestas menos mayoritarias, aunque viendo el número de público que nuestros adorados Portishead atrajeron a la carpa Grolsh resulta incomprensible como no ocuparon un lugar preferencial en el escenario principal. Al igual que hace un año en el Low festival de Benidorm, no existe una sola palabra para definir el concierto de los de Bristol; emocionante, magnífico, espectacular, memorable.. Con un setlist practicamente calcado, lógico al no tener nuevo material desde hace ya seis años (y quien sabe cuanto tendremos que esperar para la siguiente maravilla), el trio Ribbons-Barrow-Utley sigue mostrándose como una maquina arolladora en directo que te atrapa desde el primer momento gracias a la perfecta unión de emotividad, angustia y belleza que destilan tanto sus letras como su música. ¿Como no emocionarse ante la voz de Ribbons entonando las magicas frases “Nobody loves me, it’s true” o “How can it feel, this wrong“? Da lo mismo las veces que les veas en directo y que su setlist permanezca sin novedades desde la gira de presentación de Third, no lo necesitamos.. La simple experiencia de poder disfrutar en directo de un show como el de Portishead (y si es una vez por año mejor), te hace recordar el porque uno ama la música y la manera en que esta en capaz de modificar tus instintos mas primarios.
Fotografía realizada por Esther Vicente. Todos los derechos reservados
El final del festival se acercaba en lo que a conciertos se refiere con la guinda del pastel, el gran nombre de esta edición, los americanos Queens Of The Stone Age. La banda de Josh Homme y cia cumplieron con creces su papel de líderes de la edición y bajo el pistoletazo de la frase inicial “Hello everybody, it’s so good to be here. Please do everything you want tonight. Everything“, se desató la locura en una carpa ávida de guitarras y distorsiones tras el show anterior de Skrillex. Resulta sorprendente como las nuevas generaciones se aferran al sonido de QOTSA sin recapacitar en lo poco nuevo que aporta este con respecto al de la anterior banda de Homme Kyuss, que algunos se empeñaron en etiquetar como desert o stoner rock, siendo ese sentimiento de rock puro tan poco habitual para los neófitos donde QOTSA encuentran su zona de confort. Si a ello le unimos el carácter arrollador de su líder, capaz de hablar sobre cualquier tema incluso con las primeras filas del público, o los éxitos atemporales presentes en su primer disco, nos encontramos ante un win-win de manual, siendo la banda completamente consciente de ello, como lo demuestra su espectacular arranque con “No One Knows” y “My God Is the Sun” o el final con una larguísima versión (solo de batería incluido) de “A Song for the Dead“. Pese al éxito del show, y mas con el paso de las horas, podemos afirmar que la banda americana se quedó lejos de ofrecer uno de esos shows memorables propios del gran cabeza de cartel que se quedan en la retina de los asistentes, como si lo fueron los de Janelle Monae o Stromae, grandes triunfadores en lo que al público respecta de esta edición. Como decíamos en la crónica del primer día, el festival salvó con nota una edición que parecía de paso y que ha servido para confirmar a bandas como Jungle o Royal Blood y disfrutar de valores seguros como The National o Portishead, pero para el futuro deberá hacer balance de la necesidad de traer a artistas como Skrillex o Imagine Dragons que aseguran un número de abonos vendidos en detrimento de un cartel de mayor calidad.
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