Queda poca gente que no haya visto a los escoceses Belle and Sebastian en directo en nuestro país, tan acostumbrados como nos tienen a visitar festivales en verano. Sin embargo, la opción de verlos en petit comité (menos de 2500 personas) como la de este domingo por la noche en Barcelona, atrajo a una multitud pop que poco casaba con el público habitual del festival, provocando un pequeño choque cultural que iba a marcar el devenir del concierto.
Stuart Murdoch y compañía arrancaron su concierto con algunos temas de la década pasada como "Act of the apostle" o "I'm a Cuckoo", tras los que el cantante, sorprendido por la poca interacción del público, realizó un par de bromas, dejando para la posteridad un “¿Esto es Barcelona? Es muy pijo..” o “¿Quién vive ahí?¿El rey de España?”. Pese a las bromas, la mayoría del público siguió inmóvil cual estatua, desesperando un poco a la banda escocesa que no paraba de ofrecer algunas de sus conocidas píldoras pop como “I can see your future” (en la que por cierto la voz de Sarah Martin falló en algunos tonos) recibiendo solo el calor de algunos fans de la primeras filas que se movían tímidamente en la silla..
Tras mostrar unas imágenes personales de la banda en Sitges, donde habían pasado el dia, Stevie Jackson dió un paso al frente para presentar el único tema inédito de la noche, una “Sweet dewelee” llena de ritmos de teclados animosos que estará incluida en el nuevo disco de los de Glasgow previsto para finales de este 2017. Aprovechando esa pequeña llama de espontaneidad, Murdoch saltó a la platea para interpretar tranquilamente mientras que caminaba entre las filas de asientos una emotiva “Piazza, New York catcher”, para posteriormente deleitarnos con la ya lejana “I know where the summer goes”, que introdujo socarrón preguntando al público “¿Os acordáis de los epés?”.
Cuando el inmovilismo y la rigidez de buena parte público parecía haber ganado la batalla a la banda, los teclados y ritmos de batería del estribillo de “Stay loose” desinhibieron a los fans, que de repente se levantaron de sus sillas y empezaron a bailar en los pasillos, ante la cara de sorpresa de unos pocos y la alegría de una mayoría que ya no se volvería a sentar en toda la noche, bailando “Women’s realm” o incluso subiendo al escenario una veintena de ellos en dos de los clásicos de la banda como “The boy with the arab strap” y “The blues are still blue”.
Tras cerrar el concierto por primera vez con la deliciosa “Sleep the clock around”, donde los típicos coros de los británicos sonaron a la perfección, la banda volvería al escenario para regalarnos “We are the sleepyheads” y la excesivamente calmada “Judy and the dream of horses”, donde Murdoch se quedó con buena parte del público al cantar inicialmente una estrofa de “Another sunny day”, para cambiar a continuación entre risas de la banda mientras afirmaba al micro “Tengo problemas con las canciones antiguas. Será que me estoy haciendo viejo”. Así pues, concierto notable que fue de menos a más debido a la apatía de una parte del público, demasiado encorsetado por el que dirán y que no dejó llevar por el edulcorado pop de los escoceses, que a excepción de pequeños problemas en las voces, ofrecieron un concierto ameno y lleno de ritmo en el que destacó un Stuart Murdoch superlativo en su labor de “frontman”.
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