Los Planetas – 21 de abril de 2017 (Sala Apolo – Barcelona)

Un año y medio después de su última visita a la ciudad condal, los granadinos Los Planetas llenaban la Sala Apolo en la primera parada de la gira de presentación de su nuevo disco Zona Temporalmente Autónoma (2017). Los encargados de abrir la noche fueron Karen Koltrane, banda liderada por el conquense Ángel Valiente, que con su mezcla de lo-fi y shoegaze se ganaron el beneplácito del público (Y del propio J que los observaba desde cerca de la mesa de mezclas) presentando su nuevo disco Album (2017), donde destacaron sus paisajes sombríos llenos de sintetizadores que combinaron a la perfección con sutiles riffs de guitarra.

Los grandes protagonistas de la noche aparecieron entre una nube de humo, y de inmediato empezaron el concierto con los primeros acordes de “Los poetas”, a la que seguirían las dos primeras incursiones a su nuevo LP “Soleá” y “Seguiriya de los 107 faunos”, en un arranque enteramente flamenco que sorprendió tras el acercamiento a sonidos más próximos al trap o el hiphop de su reciente disco. Tras seguir el mismo rumbo con “Señora de las alturas” y “Ya no me asomo a la reja”, donde la voz de J no estuvo todo lo entonada que se esperaba, “Corrientes circulares en el tiempo” y “Hierro y Níquel” marcaron el primer punto culmen del show gracias a las ayudas en las voces de una sala enloquecida que agradeció el salto a ritmos más noventeros en la primera, y a los acertados punteos a la guitarra de Florent en la segunda.

Tras un pequeño respiro, “Porque me lo digas tú” demostró ser uno de los temas con más empaque del nuevo disco, además de un perfecto preludio para una interpretación memorable llena de distorsiones de “Rey sombra”, a la que siguió uno de los puntos más emotivos del concierto con “Santos que yo te pinté”, en la que J sorprendió deshaciéndose de la guitarra, cantándola aferrado a dos manos al micro. Otra vuelta a los temas de Zona Temporal.. (2017) enfrió de nuevo los ánimos, destacando levemente del cuarteto “Amanecer”, “La gitana”, “Ijtihad” y “Espíritu olímpico” esta última por un ligero toque extra pop que le sentó de maravilla. Conocedores de los ritmos que mueven el espectáculo, la banda granadina respondió al pequeño sopor con fuerza y músculo, desplegando el trío de éxitos “David y Claudia”, “Alegrías del incendio” y una maravillosa versión algo ralentizada de “José y yo”, de nuevo con J alejado de la guitarra.

Sin embargo lo mejor estaba aún por venir, con una doble ración de bises memorables que por sí solos valen el precio de la entrada. El primero de ellos arrancó con “Islamabad”, que debía de ser el tema inicial del concierto según lo visto en el setlist, pero que al contar con la colaboración de Yung Beef (Pxxr Gvng–Los Santos) pasó a los extras. Los primeros minutos del tema fueron un caos marcados por la desidia de la estrella del trap, que lo mismo se encendía un "cigarro" sobre el escenario que cantaba las partes del estribillo que le apetecía, pero para nuestra suerte la cosa se fue enderezando paulatinamente, y los últimos minutos de la canción se tornaron en una perfecta fusión de estilos con las voces de J y Beef cantando al unísono el ya mítico estribillo “Estoy cayendo parriba..”. Casi sin descanso, su himno “Un buen día” convirtió la sala en un karaoke masivo, mientras que con “Pesadilla en el parque” pusieron la sala a sus pies, si es que ya no lo estaba, a base de ritmos acelerados.

Todavía extasiados por los últimos 15 minutos, los granadinos decidieron regalarnos una segunda tanda de propina, en la que “Segundo premio” sorprendió por un final casi eterno y dónde “Reunión en la cumbre” fue el perfecto broche de oro para las cerca de dos horas de un concierto excepcional. Cómodos en ese papel de tótems de la escena independiente nacional, y arropados por una gran cohorte de seguidores-fanáticos que ríete tú de los de Bieber, la banda de J y cia pegó un golpe sobre la mesa demostrando que pese a que su último disco se aleja un poco del flamenco-rock que tan bien dominan, su espectáculo en directo sigue demostrando su gran progresión como banda, esa que te hace pasar ipso facto con facilidad del flamenco y la psicodelia a los hits de pop y rock noventero que les llevaron a la fama. Si a ello le sumas un estado de forma casi sobresaliente en lo musical (algo que a finales de los 90 parecía una utopía), su extensa gira de festivales estivales en la que Los Planetas van a estar hasta en la sopa, se presenta como un abanico perfecto de oportunidades en los que disfrutar de la banda en todo su esplendor.