Con la llegada del primer fin de semana de julio también llega a Amsterdam el Pitch Festival, que este 2016 celebraba su sexta edición en el maravilloso recinto que le ha visto crecer del Cultuurpark Westergasfabriek con DJ Shadow, Santigold, Soulwax y Grimes como principales nombres.
La jornada del viernes arrancaba en el impresionante Gashouder con Floating Points, o lo que es lo mismo Sam Shepherd y su aclamada mezcla de Electronica, House y Jazz. Esa agradable mezcla de ritmos electrónicos y acústicos mostrados en su primer LP Elaenia desapareció en un directo demasiado encorsetado, demasiado centrado en el deep house y con una calidad de sonido bastante deficiente con reverberaciones en los bajos durante buena parte del show. Ni siquiera su puesta en escena en la destacaban de unos láseres que dibujaban formas geométricas consiguió salvar un show monótono y errático. Algo mejor fue nuestra primera toma de contacto con la carpa principal, donde su compatriota Jamie Woon mostró su lado más R&B en un show en el que interpretó no sólo canciones de su último disco, sino también del aclamado Mirrorwriting que le dio a conocer allá por 2011. Su sonido fue bastante bueno, sustentado en unos coristas masculinos excepcionales, pero la falta de esa chispa que le da a sus canciones la electrónica hizo que tras 20 minutos su propuesta resultante bastante monótona.
La vuelta al Gashouder iba a darnos de nuevo una de cal con la propuesta de David August. Con los mismos problemas de reverberaciones en el sonido que Floating Points, su show resultó un fiasco pese a añadir una batería y un bajo a su propuesta. Los oscuros paisajes característicos del alemán quedaron diluidos en una maraña de ruidos incómodos, que pese a todo, serían infinitamente mejores que el espectáculo ofrecido a continuación por los americanos Odesza, cuya reciente fama en las radio estaciones de todo el mundo es incomprensible dado lo visto en su directo. Su dance con toques de electropop llenos de percusiones, supone una versión descafeinada de Woodkid, con el único aporte de una sección de vientos que cuando toma el protagonismo muestra matices interesantes.
La maldición del sonido del Gashouder mejoraría levemente con la sesion de los británicos Dusky, cuya sesión más cercana al house hizo las delicias de unas primeras filas entregadas, pero que no consiguió conectar con un público que esperaba sonidos más refinados cercanos al jazz y no tan cercanos al electro. Es una pena que el sonido del ya lejano Stick By This haya mutado hacia ritmos más propios de las discotecas de fin de semana.. Sin embargo los platos fuertes todavía estaban por llegar y las dos grandes cabezas de cartel femeninas del dia iban a solventar la papeleta de manera sobresaliente. Primero la canadiense Grimes, que con su estilo en el que aúna un torbellino de fuerza y ritmos, hizo alucinar a un público que empezó frío y que poco a poco se fue metiendo en el show. Entre gritos y espasmos, juegos de luces, bailarinas espitosas y continuas visitas a los sintetizadores y percusiones electrónicas, la propuesta synthpop de la Vancouver conquistó a una carpa principal que la despidió con una sonora ovación tras un show que pasó fugaz como un rayo.
Un éxito similar lo tendría minutos después en el mismo escenario la americana Santigold con una propuesta bien diferente. Con una escenografía que incluye dos bailarinas y múltiples cambios de vestuario, la de Filadelfia tuvo un arranque de concierto espectacular donde se pudieron escuchar un remix de "You'll Find A Way", "L.E.S. Artistes" y "Big Boss Big Time Business", para poco a poco ir bajando el nivel con algunos temas de su último disco 99¢. La animada “Unstoppable” consiguió hacer revivir a un público que respondía mejor ante los temas de sus primeros dos álbumes, pero que fue vaciando la carpa a medida que avanzaba el concierto. Pese a ello, buen espectáculo en el que, para nuestra desgracia, por momentos destacó más la parafernalia de bailarinas y vestidos que lo meramente musical.
¿Que opinas?
Mostrar comentarios / Dejar un comentario