Un año mas, el London Calling Festival aterrizaba en la sala Paradiso de Amsterdam para mostrar las mejores bandas emergentes de la escena independiente. Sin un cabeza de cartel claro como ocurrió en las últimas ediciones (Royal Blood, Jungle, Spiritualized o Spoon), la edición de este año estaba claramente dominada por la presencia de voces femeninas y ritmos más bien calmados dentro de distintas vertientes, aunque el lo-rock y la soft electrónica han sido predominantes.
Viernes 11 de marzo
La sala grande abría sus puertas con el show de los islandeses Fufanu, que al contrario de las bandas más conocidas de su país ofrece un sonido más cercano a propuestas como Joy Division o incluso Jesus and Mary Chain con pequeñas reminiscencias pop-rock que recuerdan a los primeros Editors. Su concierto fue de menos a más y destacó el liderazgo y el carisma de su lider Kaktus Einarsson, demostrando que pueden ser una de las bandas a seguir en un futuro cercano. Quizás la fuerza de los nordicos fue una losa demasiado pesada para los dos grupos que vendrían a continuación: primero la débil propuesta en directo de Amber Arcades, cuyo dream pop perdió fuerza con respecto a lo mostrado hasta ahora en plataformas digitales y donde solo se salvó la genial “Turning Light” con unos teclados y unos coros hipnóticos, y a continuación la banda de Liverpool The Vryll Society, cuyo show fue monótono y plano, pareciendo una mala versión de Kula Shaker con canciones largas en las que se mezclan sin razón toques psicodélicos con estribillos fuera de lugar.
Una de las grandes esperanzas de la noche eran los americanos Palehound, con una gran proyección internacional gracias a las buenas críticas en medios como Pitchfork, y su show respondió a las expectativas. Con una propuesta muy heterogénea, que por momentos tiene toques post punk y en otros ritmos cercanos al jazz, que igual se acerca a St.Vincent que suena a Pavement, convencieron al público que llenaba la sala pequeña y que al final ovacionó especialmente a su líder Ellen Kampner. El buen nivel continuaría posteriormente con Plastic Mermaids, banda de la isla de Wright que con su diversidad de sonidos que recuerda a Django Django o Glass Animals consiguió el aplauso de la sala grande. El show tuvo una primera parte maravillosa sustentada sobre unos teclados y sintetizadores que se fusionaban a la perfección con guitarras acústicas y recordaban a los mejores The Flaming Lips, pero el nivel bajó un poco con la colaboración de una voz femenina en la segunda parte del mismo, debido sobre todo a la excesiva presencia de la voz con tonos pseudoperísticos de la cantante que enmascaraba la riqueza sonora del conjunto.
Sin embargo los grandes triunfadores del día serían los irlandeses Otherkin, que con su mezcla de rock y grunge consiguió ofrecer un show que revolucionó la minúscula sala pequeña. Cerca de 35 minutos de locura en los que hubo pogos, el cantante lanzándose al público, publico que luego subiría al escenario en las últimas canciones.. En fin, un no parar en el que destacaron temazos como “I Was Born” y, sobretodo, “Feel it“. El último show del día en nuestra programación estaba reservado para los ingleses The Jacques, que ya habían actuado en la sala pequeña en la pasada edición del festival. Su show, al igual que en la primera ocasión, pecó de demasiado inconexo y poco intenso, aunque hay que decir en su defensa que los continuos problemas de sonido en la guitarra de su cantante tampoco ayudaron. Pese al renombre que están adquiriendo entre la juventud de las islas, en gran parte por su gran parecido con The Libertines, en nuestra opinión todavía les queda bastante por mejorar para merecerse su presencia en los escenarios de mayor tamaño..
Sábado 12 de marzo
La segunda jornada del festival arrancaba en la sala principal con los también islandeses Vok, cuya propuesta en directo se aleja de la sobriedad del formato físico para convertir sus temas en algo más bailable, incluyendo incluso instrumentos fuera de la idea original como por ejemplo un saxofón. Así nos encontramos ante una nueva banda de synthpop con toques tecno que recuerda a los mejores The XX y a los que les auguramos un gran futuro. Escaleras arriba nos esperaba la minimalista propuesta de Roch, que no gozó ni del beneplácito ni del respeto de la sala. Ante una cantante que intentaba exponer su suave voz con la única ayuda de una guitarra, la mayoría de la sala respondía con charlas a voz en grito y continuos murmullos desde más allá de la décima fila. Con la desesperación de alguien al que no le permiten demostrar su talento, el concierto pasó sin pena ni gloria y solo nos queda esperar a la publicación de su primer LP para poder valorar alguna de las buenas maneras que se vislumbraban en su directo.
Grandes expectativas había para el show de los británicos Island, sobre todo tras su gran EP Girl, pero su show fue algo plano, quedando como una versión descafeinada de bandas mezcla de brit y folk, donde quizás insisten demasiado en su característico estilo de canciones de tres minutos llenas de riffs de guitarra. De todas maneras, merece la pena destacar la increíble “Stargazer“, un temazo con todo lo necesario para ser un hit que les abra las puertas de muchos festivales este verano. En un giro de 180 grados, la sala pequeña presentaba un lleno absoluto para recibir a la banda de Bristol Coasts, que gracias a su Electro Pop lleno de ritmos bailables se han ganado el sobrenombre de los nuevos Swim Deep. Su concierto fue el mejor de todo el festival, lleno de ritmo y conexión con el público gracias a un arranque espectacular con “Modern Love” y a al carisma de su cantante, capaz de lanzarse sobre su batería en un tema o desgañitarse en temas como “Oceans” y “You“. Todo lo contrario sucedería en la sala principal instantes después, cuando el dúo Coves consiguió que la mayoría del público abandonase su monótono concierto en el que ni tuvieron actitud ni la calidad musical presente en su LP de debut Soft Friday. La mera presencia de una explosiva Rebekah Wood no sirve para camuflar todas las carencias de una banda que debe mejorar mucho su directo si quiere llegar a algo en esto de la música..
Los beneficiados de la situación fueron Ultimate Painting, banda que cuenta con algunos miembros de Mazes o Veronica Falls. Su estilo variable, que igual recuerda a la Velvet Underground, que a los Beatles o a los más reciente Temples, resulta agradable en una primera instancia, pero pasados 20 minutos uno se da cuenta de la poca innovación y lo repetitivo de sus temas. Un poco de variedad (y algo más de interacción con el público) no le vendría mal a la banda, que tiene en la batería a su mejor baluarte y cuya propuesta en directo no consigue transmitir ni una décima parte que su maravilloso disco. El efecto contrario lo tuvieron Pumarosa instantes después en la sala principal, ya que su actitud y las ganas de agradar y conectar con el público solventaron el hándicap de tener un solo tema publicado. Un sonido sólido y grandilocuente, sustentado en la gran voz de su líder Isabel Muñoz-Newsome, fue la llave maestra con la que conquistar a la sala, que vibró con temas como “Priestess” o el tema “Lion’s Den“, que recuerda a por sus ritmos a alguno de los temas lentos de Radiohead.
Subir a la sala pequeña se hizo casi imposible ante la gran cantidad de gente que esperaba a los también británicos Miamigo, otra banda con una clara influencia del synthpop de los 80 pero con un sonido actualizado que recuerda a bandas de éxito reciente como The Weeknd. Su concierto fue breve pero dejó un gran sabor de boca gracias a temas como “Seeing Two” o el hit “What I Want“, que nos hace esperar más de esta banda de Brighton con un solo EP en el mercado. Llegaba la hora de la banda de más renombre del festival, que apenas unos días habían teloneado durante tres noches a Muse en el impresionante Ziggo Dome, los británicos Nothing But Thieves, y el resultado final no pudo ser más desastroso. Con unos 25 minutos de retraso debido a una eterna prueba de sonido por parte de sus pipas, la banda saltó al escenario llena de energía interpretando su hit “Itch“, pero desde el primer instante se vieron que los problemas de sonido en las guitarras, y especialmente en los monitores de su cantante, iban a arruinar el show. El resto del show fue un quiero y no puedo continuo por parte de la banda, que demostró una profesionalidad fuera de toda duda y a la que esperamos ver este verano en mejores circunstancias. El festival acabaría para nosotros con la ya clásica sesión de Kiss All Hipsters llena de éxitos de las últimas décadas con la que la juventud congregada en Paradiso se volvió loca. Así pues, edición algo descafeinada esta primera de 2016, que pese a presentar bandas interesantes como Fufanu, Coasts, Plastic Mermaids o Otherkin, echó en falta un gran nombre que aglutinase el clamor de público y crítica. Como los organizadores del festival han ido mostrando a lo largo de los últimos años su acierto a la hora de elaborar carteles y tener ojo para descubrir bandas, solo nos queda contar los días que quedan hasta la edición de otoño para ver con que nos sorprenden.
Pingback: Depeche Mode anuncian los teloneros para su gira española - Indieófilo