El pasado sábado 7 de marzo, la oude zaal de Melkweg en Amsterdam se llenaba para recibir a uno de los iconos de la música italiana en las últimas décadas, el polifacético Franco Battiato, autor de algunos de los temas mas reconocidos de la cultura del pais transalpino y que llegaba a la capital holandesa en la gira de presentación de su alter ego "Joe Patti" bajo el que publicó un LP el pasado año.
Ante una sala llena de compatriotas que esperaban ansiosos al cantante catanesi, el sexagenario hizo presencia ataviado con un fular acompañado de su inseparable colaborador Pino “Pinaxa” Pischetola y el pianista Carlo Guaitoli, advirtiendo que el espectáculo se dividiría en dos partes claramente diferenciadas, la primera de unos 30 minutos en los que presentaria Joe Patti Experimental Group, para posteriormente ofrecer como el mismo definió un "recorrido por sus canciones pop". En la primera mitad, en la que Battiato alternó los sintetizadores con el micrófono, destacaron ciertos pasajes cercanos a su reciente colaboración con Antony Hegarty e incluso al rock progresivo, aunque en el cómputo global resultó repetitivo y por momentos aburrido, debido a un exceso de orquestación entre el que la voz del cantante italiano se perdía con facilidad.
Como en un giro de 180ª en lo que a mentalidad se refiere, el propio artista dejó el sintetizador a un lado, pasando a sentarse en una silla de frente al público para así interpretar alguno de los grandes éxitos de su larga discografia. Los primeros minutos sirvieron para acercarnos al Battiato mas intimo, aquel que guia con su voz los sentimientos mas primarios en canciones como "L'ombra della luce", "Stati di ioia" o "L'incantesimo", entre las que intercaló una poderosa interpretación de esa maravilla cercana al metal sinfónico que es "Il mantello e la spiga", donde el uso del vocoder realzó todavía mas la oscuridad relatada en la letra. El nivel de emotividad siguió con "Niente è come sembra", para posteriormente fusionar la polémica "Fornicare" con uno de sus grandes éxitos "No Time, no Space", en la que el público enloqueció gritando las partes en inglés. Como buscando una pausa, el italiano optó por interpretar la versión de un texto de Shakespeare "Come Away Death", lo que congeló un ambiente que estaba en su punto álgido, para posteriormente volver a contentar al público con la declaración de amor y pasión inmortal que es "E ti vengo a cercare", resultando un broche de oro al setlist preparado por el veterano cantante.
Ante un público que solicitó encarecidamente mas canciones de su ídolo, este volvió a escena con una primera serie de bises algo floja en la que un error en la letra de la conocida "Perspectiva Nevski" y una sentida versión de "La cura" fueron los momentos mas destacables, mientras que la segunda tanda de bises si que fue un ÉXITO con mayúsculas al interpretar otro de sus grandes éxitos de los 80 como "La stacione del amore" y la archiconocida "Voglio vederti danzare", con la que el público bailó y canto a capella su famoso estribillo. Como último regalo antes de la despedida, el maestro del sur de Italia interpretó de nuevo con la ayuda de los sintetizadores "Propiedad Prohibida", uno de los primeros temas de su etapa progresiva que recuerda a los mejores Pink Floyd y que sirvió para cerrar el show tras cerca de dos horas de espectáculo. Para un servidor, cuyos primeros recuerdos de infancia están asociados a viajes familiares con Battiato de fondo, puede resultar difícil analizar de manera objetiva el show, pero dejando de lado el fanatismo uno reconoce que la primera parte del show fue demasiado lenta y que por momentos el setlist tuvo demasiados altibajos. Sin embargo, con esa misma sinceridad, también se ha de reconocer que parte de ese setlist incluye 6 o 7 éxitos que sostienen por si solo el concierto, mostrando a un Battiato vital y enérgico que pese a sus cerca de 70 años sigue siendo uno de los grandes sobre el escenario.