Tras una primera jornada marcada para lo bueno y lo malo por Birdy y Underworld respectivamente, llegaba el turno de afrontar el día grande del festival, que en su segunda jornada iba a contar con las actuaciones de Lily Allen, Crystal Fighters o Kensington como principales reclamos.
Acostumbrados todavía al horario de comidas español y bajo la excusa de haberlo visto en repetidas ocasiones en los últimos meses, se nos hizo imposible acudir al concierto de Jett Rebel, joven promesa holandesa que arrasa por estos lares con su mezcla de pop, rock y soul, y cuyo directo suele ser notable gracias al movimiento y postureo de su líder y a la impresionante voz de las coristas que le acompañan. Así pues el primer concierto del día para nosotros fue el del también local Niels Geusebroek, famoso por haber puesto la voz a uno de los temas dance mas sonados de los últimos años como “Year Of Summer” y que goza de una gran legión de seguidores en los Paises Bajos. Mas allá de su pasteloso éxito “Take your time girl” y una edulcorada versión de “Magic” de Coldplay, su concierto resultó excesivamente lineal y falto de carisma, sonando excesivamente monótono debido a unas notas de guitarras que parecian repetirse eternamente.. Siguiendo con las estrellas de la música local, llegaba el turno en el escenario grande para los veteranos De Dijk, que pese a los mas de 30 años sobre los escenarios que tienen sobre sus espaldas, demostraron que su estilo pop rock en holandés tiene un gran número de adeptos e incluso nos sorprendieron a los neófitos con una energía que ya querrían para si muchas de las estrellas actuales.
En un giro de 180ª nos plantamos en medio del show que el trio Shermanology ofrecían, basado en ritmos bailables muy parecidos a los que propusieron Chase&Status el dia anterior y que consiguió atrapar al público tanto por la simpatía de sus miembros como por la frescura de las bases y la perfecta sincronización de las voces. Este oasis, en un escenario por el que posteriormente pasarían grupos basados en el bombo y la rima machacona como bandera como Mightyfools o la banda de hiphop local De Jeugd van Tegenwoordig, supone un ejemplo de como hacer las cosas, a la vez que desata una pequeña esperanza ante la constante invasión de electrónica facilona para masas poco exigentes que se viene dando en los últimos años en los festivales de toda Europa. De vuelta al escenario grande, el belga Milow y su banda formada por dos guitarras optaron por un concierto calmado e intimista que adormeció demasiado a un público ávido de ritmos mas potentes, como quedaría demostrado posteriormente al implicarse al 100% en el concierto de Kensington. Los de Utrech ofrecieron toda un lección de rock y demostraron que en cuanto a calidad musical se encuentran un escalón por encima de la otra gran banda nacional, Chef Special, sobre todo por su variedad de estilos que les hace acercarse por momentos al sonido de Editors o Bloc Party gracias unas afiladas distorsiones en las guitarras y la sucesión de sonidos envolventes salidos del sintetizador. Tras su poderoso directo resulta todavía mas incomprensible como el éxito les ha llegado a través de un tema como “Streets”, que les acerca lo mas repetitivo de las radioformulas con un estilo similar a los peores Bon Jovi..
De vuelta al escenario pequeño nos topabamos con la agradable sorpresa de Parov Stelar Band, que bajo una impresionante puesta en escena con el grupo situado a diferentes alturas,mostraron como se puede fusionar con éxito ritmos como el soul, el funk, el jazz e incluso el rockabilly, pero la presencia de Crystal Fighters en el otro escenario nos hizo correr raudos hacia el mismo y tener que ausentarnos de un concierto que nos tenia enganchados. Para nuestra suerte, y como viene siendo habitual con los londinenses, el concierto fue un ciclón sustentado sobre temazos como “Love is all I got“, “I Love London” o “Plague“, que por cierto sonaron a las mil maravillas e hicieron bailar al público durante los cerca de 45 minutos que duró el concierto. El carisma y el magnetismo de Sebastian Pringle resultan esenciales a la hora de entender su show, que sería igualmente inconcebible sin la riqueza sonora que aportan o Gilbert Vierich o Graham Dickson y las voces femeninas de Eleanor Fletcher y Clarissa Land, demostrando que el concepto de banda coral se queda corto ante la grandeza del grupo británico. El festival estaba a punto de llegar a su fin, y la encargada de clausurarlo era ni mas ni menos que Lily Allen, ídolo de masas juveniles en el Reino Unido cuya fama se divide al 50% entre su calidad musical y su adicción a la polémica y las fiestas.. En un escenario dominado por unos biberones gigantes, la joven británica arranco el show con el tema que da nombre a su último disco , Sheezus, con un sonido que podemos catalogar de “justito” y una enfermiza obsesión por querer bailar como Beyonce o Shakira, obteniendo unos resultados bastante lamentables.. El concierto resultaría un callejón sin salida del que solo se salvaron sus conocidos temas “Smile” y “Fuck You“, así como el grupo de bailarinas que le acompañaban, que pusieron todo su empeño en mantener a flote un show que hacia aguas por todos los lados y que demuestra que la ya no tan joven artista británica está todavía a años luz de poder ser considerada una de esas estrellas que pueden llevar sobre su espaldas el peso de un cartel en un festival.
Independientemente del fiasco del gran artista del cartel, solo nos queda felicitar a la organización del festival por un cartel equilibrado que nos ha permitido descubrir algunas de las mejores bandas locales el momento junto con artistas internacionales como Crystal Fighters o Birdy, a la vez que nos hace esperar con anhelo la edición del próximo año, que ya ha sido confirmada para los días 15 y 16 de Junio de 2015 anunciando además un cambio de emplazamiento al cercano paraje de Geestmerambacht.