Este fin de semana, en el idílico bosque de Beekse Bergen cerca de la ciudad de Hilvarenbeek, tuvo lugar la tercera edición del Best Kept Secret Festival, que tras congregar a Arctic Monkeys, Sigur Rós, Franz Ferdinand o Pixies como cabezas de cartel en ediciones previas, contaba con The Libertines, Noel Gallagher High Flying Birds y Alt-J como grandes atractivos.
La toma de contacto con la jornada inaugural la tuvimos con el americano Earl Sweatshirt, uno de los miembros mas reconocidos del colectivo Odd Future, que con su estilo cercano a la costa oeste de los 80 hizo las delicias del poco público congregado en la carpa a esas horas. Con unas rimas basadas mas en la vocalización que en la velocidad y unas letras directas pero algo faltas de flow, el espectáculo no termino de arrancar, probablemente debido también a unas bases algo monótonas que consiguieron adormecer demasiado el show. Por desgracia, la actuación de Circa Waves en el escenario principal no iba a sacarnos del letargo, ya que pese a que su pop-rock guitarrero parecía de antemano la mejor medicina para el aburrimiento, solo se mostro como un show repetitivo con los peores clichés de Arctic Monkeys o The Wombats. De todo el concierto, solo el momento fan con uno de los hits del verano que empieza, “T-Shirt Weather“, y la sorprendentemente potente “Get Away” se salvaron de una quema generalizada.
El primer momento álgido del festival llegaba con el australiano Chet Faker, uno de los referentes actuales de la electrónica para masas con su downtempo comercial. Frente a un público mayormente femenino que enloquecía solo con su presencia, el aussie ofreció un concierto que tuvo dos partes claramente diferenciadas; la primera estático sobre los teclados y sintetizadores mostrando su parte mas íntima (En la que las comparaciones con James Blake son inevitables), y una segunda mucho mas enérgica micro en mano sustentándose en el gran sonido de la banda. Para el recuerdo quedan los hits “Gold” o la ya clásica “Cigarettes & Loneliness”, por no hablar de “No Diggity”, que empieza a sobrar en un repertorio con suficiente empaque para necesitar ayudas extras en forma de versión. En un giro de 180º, el escenario principal nos devolvió el sopor inicial en el concierto del sueco The Tallest Man on Earth, que volvía a la carretera con una nueva banda tras mas de dos años fuera de los escenarios. Con su característica rasgada voz como principal activo, el show resultó un quiero y no puedo en el que el frio ambiente (tanto a nivel meteorológico como de interacción con el público) fue una pendiente demasiado empinada que ni siquiera se pudo solucionar pese a la increíble sonido que aportaba la batería que le acompañaba o la magnífica versión de “First Day of My Life” de Bright Eyes que interpretó.
Menos mal que los viejos clásicos nunca defraudan y The Jesus and Mary Chain demostraron el porque deben de ser tomados como una de las bandas referencia de la segunda mitad de los años 80.. Los escoceses celebran en esta gira el 30 aniversario de su icónico LP Psycho Candy, y aupados por esa moda que desde la vuelta de My Bloody Valentine ha reivindicado el shoegaze en los últimos años, gozaron de una gran presencia de público. Con un arranque sensacional encadenando probablemente los dos mejores temas del disco, “Just Like Honey” y “The Living End”, la banda tuvo el viento de cola durante un show que fue de mas a menos, perdiendo fuerza tanto en la voz como en la potencia de las guitarras en la segunda mitad del concierto. Para cuando a los 40 minutos el álbum había acabado, los hermanos Reid optaron por alagar el show de manera innecesaria con temas de trabajos posteriores como “Head On” o “Reverence”, así que lo que podría haber sido un concierto magnífico quedo simplemente en unos geniales 10 minutos que no tuvieron continuidad.
El gran reclamo de la noche eran los ingleses The Libertines, que durante el último año han estado en casi todos los festivales europeos para demostrar su buena relación tras su vuelta como grupo. Con un inicio espectacular basado en unas guitarras rápidas y directas en la que destacó la excepcional “Time for Heroes”, todo pintaba perfecto para disfrutar de un concierto memorable, pero para nuestra desgracia es una pena que los miembros mas profesionales de la banda sean aquellos que tienen menos talento. Cerca de 30 minutos de concierto fueron simplemente una basura en la que la descoordinación y la anarquía fueron las guías principales, comandadas por un Carl Barat completamente ausente y pasota. Resultó sorprendente ver como en los instantes finales del concierto Pete Doherty demostraba una profesionalidad y un saber estar inaudito en sus últimos años para ofrecer un rush final memorable en el que pudimos disfrutar de “Don’t Look Back Into the Sun” o “The Good Old Days”, mientras que en los bises habría lugar para el himno “Up the Bracket” o la premiere mundial del nuevo tema “Gunga Gin”. Así pues buen sabor de boca final de un concierto que por momentos resultó vergonzoso y que sirvió para cerrar una primera jornada algo decepcionante con respecto a las expectativas, aupando a Chet Faker como triunfador absoluto del día.