Izal arrancaban el pasado fin de semana en el Sant Jordi Club de Barcelona la gira de despedida de Copacabana, su tercer álbum de estudio. El mismo que les ha encumbrado definitivamente en la categoría de grandes del panorama indie-mainstream nacional, copando los puestos privilegiados en la mayoría de festivales nacionales y con el que por fin acceden a llenar recintos hasta ahora solo reservados a bandas como Love Of Lesbian o Vetusta Morla, como el mismo Sant Jordi Club en Barcelona o el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid (ahora WiZink Center) donde cerrarán la gira a mediados de febrero.
Los encargados de abrir la noche fueron los valencianos Modelo de Respuesta Polar, cuyo tercer disco Dos Amigos ha sido una de las gratas sorpresas de 2016. Con un sonido que por momentos recuerda al de sus paisanos La Habitación Roja, su pop triste y melancólico sorprendió para bien a un público algo reticente al principio, quizás ávido de estribillos facilones, pero que aplaudió especialmente la épica "La guerra y las faltas", con las distorsiones en las guitarras como claras protagonistas.
Tras ellos era el turno de los grandes protagonistas, que tras los últimos acordes de "Ready to Start" de Arcade Fire aparecieron sobre el escenario para empezar con algunos de los temas más conocidos de su anterior disco Agujeros de Gusano como "Despedida", "Hambre", "Agujeros de gusano" y "Palos de ciego". Un arranque marcado por el exceso de volumen en bajo y teclados y por el nerviosismo, tal y como reconoció el propio Mikel: “Hace muchos meses que no estábamos tan maravillosamente nerviosos”, que fue desapareciendo a medida que el público coreaba como si no hubiese mañana los famosos estribillos de la banda.
Ya con el sonido mejor ecualizado, los medios tiempos de "La piedra invible", "Tóxica" y "28 horas" fueron un pequeño inpass ante la locura por palmas desatada en "Arte Moderno", a la que la banda unió al final un fragmento de la misteriosa "Extraño regalo". Los altibajos continuarían con el estreno del nuevo tema "Ruidoblanco", pese a que en ella viviríamos uno de los momentos hilarantes de la noche, ya que como el propio cantante diría “¡Hemos visto gente cantando esta última canción y eso es imposible!”. ¿Motivo? “¡Es nueva!”. Entre gratas sorpresas como la presencia de Shuarma de Elefantes para acompañar a la banda cantando la magnífica “Pequeña gran revolución” o la de Julián Saldarriaga de Love of Lesbian a la guitarra en “La mujer de verde”, pasó una parte intermedia algo tediosa y falta de ritmo, en la que solo la espitosa "Asuntos delicados" consiguió sonar con fuerza.
Con "Epilogo III" y sus acordes que recuerdan por momentos a Biffy Clyro arrancó la parte final del show, que nos trajo de nuevo el característico neón de Copacabana para la canción que da título al disco, en la que además pudimos disfrutar de la performance en directo de Diego Garrido, bailarín que aparece en el videoclip de la canción. Ya en los bises, y con el público rendido, el Sant Jordi Club se llenaría de buen rollismo con los ritmos reggae de "Que bien", para posteriormente acabar el concierto con "Magia y efectos especiales" y "El baile", dos de sus hits con mayor ritmo que dejaron un gusto dulce a un concierto que quizás tuvo en global demasiados altibajos.
Nadie puede negar que a base de tesón y trabajo Izal se han ganado por méritos propios el reconocimiento casi profético del público, pero el 2017 que ahora arrancan con esta gira de despedida y el posterior proceso de grabación de su esperado cuarto disco se muestra capital para ver hacia donde avanza su destino como banda, si se conforman con seguir llenando espacios multitudinarios dentro del inmovilismo o si por el contrario evolucionan hacia propuestas más arriesgadas.
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