Alondra Galopa

Hablar de Alondra Galopa es hablar de una unión casi imposible. El proyecto está formado por dos músicos diferentes entre sí, con trayectorias e influencias tan dispares que a la hora de escuchar su música consiguen una homogeneidad que realmente sorprende hasta el punto de parecer que hayan formado parte de una misma manera de entender la música durante años.

A Juan Salinas, lo conocíamos en su labor de guitarrista en Varaverde o Maine, mientras que Mónica Navarro era una practica desconocida fuera del mundillo de teatros y musicales (Jesucristro Superstar o Boabdil son algunos de sus últimos trabajos). Sin embargo, para su carta de presentación Abriendo Alma y Mente, tal y como han reconocido en algunas entrevistas, el secreto ha estado en las concesiones a sus respectivos terrenos que ambos han estado dispuestos a hacer. Juan ha optado por rebajar su habitual noise rock con el fin de hacer ganar en importancia al mundo vocal, mientras que Mónica se ha aventurado a entrar en una aventura tan arriesgada (y efectiva viendo el resultado final del álbum) como ha sido la ejecución de diversos instrumentos.

Tras la escucha de este primer disco de Alondra Galopa, resulta imposible no viajar al pasado y recordar musicalmente a grupos como Mercromina, Le Mans o La Buena Vida, sobre todo por esos ambientes cerrados y oscuros que llegaron provenientes del sonido C86, resultando obvias las influencias de uno de los lideres del movimiento como Jesus & Mary Chain. Sin embargo, también destacan algunos ramalazos, posiblemente causados por esas reminiscencias punk-rockeras de Juan, que nos acercan desde el ruido de guitarras distorsionadas a pequeños matices de lo-fi que consiguen dotar al disco de una personalidad única.

El disco se abre con "Sheyla" y unos acordes de guitarra que nos transportan a los primeros años 90. Su marcada línea de bajo nos acompaña a lo largo de una canción en la que la voz de Juan se complementa a la perfección con las estrofas dobladas por Mónica. Tras ella llega "Un arma contra el autismo", quizás la canción con visos de ser el mayor éxito comercial del disco y a la que resulta imposible no imaginársela en la voz de J de Los Planetas acompañando los acertados ritmos del Korg que acompaña la canción.
La tercera canción del disco, "La torre", quizás surja como una de las pequeñas decepciones del disco, ya se muestra como una canción demasiado acelerada y con unos registros vocales que desentonan con el resto del álbum. Sin embargo, con la siguiente canción "Plan B" sucede todo lo contrario, entregando una canción muy redonda que nos acerca por su conjunto (aunque sobre todo por esos golpecitos de bajo tan característicos) a los Sonic Youth de mediados de los 90. El ecuador del disco lo alcanzamos con la batería de "Un insulto", en la que los registros vocales de Juan llegan a sus niveles mas altos de todo el disco, mientras que a continuación nos asalta "En mi mente", con una letra y unas guitarras muy contundentes que se acoplan a la perfección a la voz principal de Mónica (primera canción del disco en la que lleva la carga vocal).

El tercio final del disco empieza con la alegre en cuanto a su musicalidad "Barata", que recuerda quizás en exceso a algunos temas de Antonio Luque, aunque unos poco acertados registros vocales en su comienzo quizás le alejan de sonar como una canción perfecta. En "Cansado" vuelve a ser Mónica Navarro la que lleva el peso vocal, aunque los acertados minicoros que Juan A. Salinas realiza en los estribillos consiguen que nos encontremos ante una de las mejores canciones del disco. Para finalizar, la canción "Abriendo alma y mente", que da título al disco, aúna una pesada batería con un teclado perturbador que consiguen crear un ambiente lúgubre y cerrado que nos acerca a algunos temas de Julio de la Rosa o los primeros discos de Lagartija Nick.

Así pues, nos encontramos ante un dúo al que habrá que seguir con atención, que consiguen transportar, en estos tiempos de ruido y electrónica por doquier, unos sentimientos cargados de fuerza y alma que parecían reservados a las melodías lentas del folk-rock.