A mediados de Junio, y como paso previsor a la llegada de las vacaciones, un servidor siempre comienza la búsqueda de los libros que va a devorar durante las mismas. Aunque consumidor habitual de libros (a razón de 2 o 3 mensuales), he de reconocer que este proceso de “investigación” previo casi me satisface tanto como la finalización del primero de los libros que hay en cola. Este año, teniendo en cuenta mi disposición total de tiempo, he descuidado esta labor, así que para empezar las lecturas estivales tiré de una recomendación familiar y la frase de venta “Te gustará porque parece una novela hecha a medida para una peli de Tarantino” para decantarme por “El poder del perro” de Don Wilson.
La novela trata la infrahistoria que abarca desde el nacimiento de los grandes narcos mexicanos hasta mediados de 2005, época en la que la situación de dominio del pais por parte de los carteles era casi tan cruenta a como lo es en la actualidad. Basta con leer el periódico cada mañana para encontrar morbosas crónicas sobre las habituales matanzas acaeciadas en Ciudad Juarez, Guadalaja o Tijuana. Siendo una novela caracterizada por un principio rápido y una fácil lectura en general, las mas de 700 páginas del libro van avanzando simultándose las historias de varios personajes que ofrecen los diversos puntos de vista de las relaciones que surgen del triángulo drogas-poder-política. La manera de enlazar las historias de prostitutas, narcos, agentes federales o miembros del clero es magistral, casi tanto como la capacidad para incluir hechos reales de la reciente historia de México (Terremoto del 85, asesinato de Colosio) en la trama del libro. Con respecto a este punto, en una entrevista realizada al autor en la seccón Babelia del diario “El País” comentaba lo siguiente “hay personajes ficticios y en más de una ocasión he fundido y mezclado acontecimientos; pero hay muy poco en el libro que no haya realmente sucedido. Eso es lo que da miedo. Mi editor se la pasaba diciéndome “Don, esto es demasiado”, y yo le respondía: “De acuerdo, yo pienso lo mismo. Pero es verdad.”
La dureza con la que se relatan algunos aspectos hace que la comparación cinematográfica con Tarantino fuese inevitable, pero quizas todavia sea mas notable el parecido a otra de las grandes series de la literarura de los últimos años. Lo directo del lenguaje y lo gráficas que resultan algunas escenan recuerdan muchísimo a la crudeza relatada por James Ellroy en America, por lo que no recomendamos su lectura a algunos “estómagos sensibles”. A modo de curiosidad destacar que la cadena norteamericana HBO tiene los derechos de la novela para realizar una mini serie.
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