Tres años después de su última visita a la ciudad condal, Florence Welsh volvía a Barcelona para presentar en el Palau Sant Jordi su notable último disco High as Hope (2018). Los encargados de calentar el ambiente eran los escoceses Young Fathers, ganadores del prestigioso Mercury Prize en 2014, que sorprendieron con su mezcla de beats acelerados y soul-punk a un público que esperaba ansioso la delicadeza pop extrema de Florence y su banda. Los que ya habíamos disfrutado en el pasado de Young Fathers y su increíble directo pudimos gozar de 30 minutos desenfrenados en los que cayeron buena parte de los temas de su último LP Cocoa Sugar (2018), destacando especialmente la potencia de Alloysious Massaquoi y la catarsis de ritmos desatados por Graham "G" Hastings en un discreto segundo plano en el tema final “In my View”.
Florence + The Machine, FIB 2015 – Foto realizada por Juan Jesus Gregori para Indieofilo©
Con una cuidada escenografía, acompañada por hasta ocho músicos (donde sobresalen una doble percusión, un violín o Tom Monger al arpa), Welsh saltó al escenario y desde el segundo uno se mostró como una autentica líder de masas pese a su fragilidad externa o la delicadeza de su sonido. Como su nuevo disco, el concierto arrancó algo frio con “June”, para inmediatamente poner todo patas arriba de la mano del primer gran tema de la noche, “Hunger”, en el que relata alguno de los problemas personales y familiares que ha sufrido desde la niñez..
Florence + The Machine, FIB 2015 – Foto realizada por Juan Jesus Gregori para Indieofilo©
Entre bailes, saltos y acercamientos al público de las primeras filas, el concierto iba pasando rápido hasta que dedicó “Patricia” a Patty Smith, realizando a su vez un pequeño speech en contra de la “toxic masculinity“, encendiendo de nuevo a un público que enloquecería con el trio “Dogs Day Are Over”, “Ship to Wreck” o la reciente “Moderation”, que demostró que puede ser ya considerada un clásico de su repertorio por la fuerza que desprende. Y es precisamente en ese momento de máximo reconocimiento donde Florence muestra su lado de superestrella diferente, con una sensibilidad y un gusto por los detalles innato, sin que ello esté reñido con una personalidad desbordante que consigue hacer que todo el Sant Jordi se olvide de sus móviles durante algún tema por propio mandato de la británica.
Florence + The Machine, FIB 2015 – Foto realizada por Juan Jesus Gregori para Indieofilo©
La percusión de “Cosmic Love” supuso el preludio de una traca final increíble, primero con “Delilah” interpretada desde la mesa de sonido o con la mesiánica “What Kind of Man”, fantástico cierre antes de unos bises que empezaron algo descafeinados con la prescindible “Big God”, pero que resurgirían cual ave fénix con el karaoke masivo de “Shake It Out”. Florence es actualmente una de las mayores estrellas del pop, y para nuestra suerte, lo hace desde una propuesta sincera y llena de calidad, con un acompañamiento musical excelente, pero sobre todo, con unas dotes de liderazgo desde la empatía que ya querrían para sí mismos muchos de los políticos de la actualidad.
¿Que opinas?
Mostrar comentarios / Dejar un comentario